La imagen del tenor regordete y de la soprano rellenita no se corresponde en la actualidad con los cantantes de ópera.
Los ensayos, los viajes y la puesta escena requieren de una forma física adecuada para que la voz no se resienta.
Esto lo tiene claro Ismael Jordi, el tenor jerezano al que nunca le supuso un esfuerzo estar en forma porque desde siempre hizo deporte e incluso llegó a ser futbolista de varios equipos de categoría nacional.
Desde pequeño compaginó su afición por el fútbol con el interés por la música, y el maestro Kraus supo ver en él las cualidades suficientes para que cambiara el balón por los teatros.
Tenor reconocido en todo el mundo, hemos conocido sus gustos por la gastronomía, de lo más variopintos por su profesión, pero que siempre confluyen en una buena materia prima y en los guisos y vinos de su tierra.
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