Desde hace muchos años, tanto a nivel representativo como individual, he sido representante de los derechos de los ciudadanos a un alto nivel reivindicando en diversas ocasiones la necesidad de una igualdad real y efectiva entre todos los ciudadanos. Por supuesto también entre hombres y mujeres.
Nunca me ha ido el hacer vaivenes ideológicos en función de la persona a la que me refería o al sitio en el que se producía algún hecho que vulnerase dichos derechos. En este sentido, siempre he seguido una línea muy uniforme.
Así, el pasado domingo me sorprendía ver como la Supercopa de España, que enfrentaba a los equipos del Real Madrid y del Athletic de Bilbao, era portada por una mujer que iba con el atuendo denominado Chador.
En un principio pensé que me había equivocado de canal y estaba viendo la copa de Tánger o de Tetuán pero no, se trataba de toda una competición española en la que nuestra Federación Española, desde mi humilde punto de vista, no ha estado muy acertada a la hora de establecer su sede.
No todo lo puede tapar el dinero y en esta ocasión creo que no se debería haber permitido esta competición en un país en el que hasta hace poco las mujeres no podían acudir a los estadios o donde tengan que tapar el 95% de su cuerpo por obligación moral, religiosa o como quiera llamarse.
¿Dónde han estado las feministas denunciando esta situación?
Miren, la igualdad en estos países brilla por su ausencia. Si se fijaron en las imágenes de televisión, se pudo observar que las gradas del Estadio Rey Fahd estaban ocupadas en su práctica totalidad por hombres, y que eran pocas las mujeres que estaban presentes. Posiblemente fueran hasta puestas como privilegio por la autoridad competente de ese país con el fin de vender un falso aperturismo.
Es cierto que no llevaban burka, pero por poco. La mayoría vestía un chador negro. Si le sumamos a esta prenda la mascarilla por la pandemia de coronavirus estamos ante una situación parecida a la de la primera prenda que les aludía y que tanto les gusta a los talibanes.
Esto no se puede permitir desde mi punto de vista desde un país que tiene por bandera el respeto de los derechos de las mujeres como lo es España. Las imágenes vistas el pasado domingo deben llevar todo un debate sobre el posicionamiento de nuestro país sobre la defensa de las libertades y derechos de las mujeres en todo el mundo.
Se debe respetar el sentir y los derechos religiosos por supuesto pero, por encima de todo ello, debe respetarse el derecho de toda persona, de toda mujer para vestir libremente, para ir libremente al espectáculo público que considere oportuno.
Si esto no se produce, no se puede dar cabida a este tipo de espectáculos por mucho dinero que pague el petróleo que precisamente consumimos y pagamos a precio de oro los europeos.
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