Cuando me planteaba mi último artículo de opinión de este año en este medio de comunicación pensaba en lo acontecido durante todo este año 2021. Un año tremendamente complicado tanto en lo sanitario como en lo social y lo económico.
Ha sido un año marcado, sin duda, por la crisis sanitaria que venimos arrastrando desde el 2020. Pero tengo que reconocerles que ni el mejor de los guionistas de Hollywood podría haber diseñado una terminación del presente año tan catastrófica como la que estamos viviendo.
Sí, catastrófica. Con una pandemia que lejos de ver su final se está recrudeciendo con una variante, la Omicrom, que está produciendo una ola de contagios de miles y miles de personas contando con cifras superiores al principio de la pandemia que nos llevó al confinamiento masivo durante cierto tiempo.
Es cierto que en esta ocasión hay menos ingresados en hospitales y muchísimos menos fallecimientos. Para algo han servido las vacunas que se han suministrado pero, ineludiblemente no hemos aprendido de nuestros errores. Tanto individuales como colectivos.
Por un lado, los Gobiernos han sido incapaces de ver la magnitud de la tragedia sanitaria que nos iba a azotar. Nos avisaron de esta variante cuando ya la teníamos encima. Pero, por otro lado, también nosotros nos hemos relajado. Abandonamos la mascarilla demasiado pronto, asistimos a comidas de navidad sin tener en cuenta que el virus estaba entre nosotros, se fue buena parte del país de puente sin extremar las precauciones. Hemos sido extremadamente confiados y ahí están los resultados con prácticamente toda la población afectada en mayor o menor medida, quien no está contagiado ha estado en contacto con uno que sí lo ha estado.
La cuestión es que mientras nosotros pasábamos del riesgo en otros países de nuestro entorno había confinamientos preventivos. Es cierto que con menor número de vacunas suministradas debido a un negacionismo que también tiene cojones. Pero estoy convencido que aunque se hubieran suministrado todas las vacunas posibles en estos países su reacción hubiera sido la misma.
Sí, España en su conjunto es un país irresponsable. El primero Pedro Sánchez escondiéndose de la gravedad del asunto.
Pero no todo es negativo en este fin de año, el volcán de La Palma ha parado en cuanto a su actividad. Me alegro enormemente de esta noticia por lo que supone para muchas familias angustiadas al haber pedido todo o por el simple riesgo de que esto suceda. Ahora toda la reconstrucción de la isla y de las vidas de los ciudadanos sin que caiga en el olvido informativo.
Esperemos un 2022 mejor, con mayores ilusiones colectivas. Con unas noticias condicentes al positivismo y a la solución de estos y otros problemas que tenemos en nuestra sociedad actual.
Mientras llega esta solución pasen un feliz final de año y que las uvas que nos comamos nos traigan toda la esperanza posible en un mundo mejor para nuestras vidas.
Feliz 2022.
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