Sabe y suena a árabe. Aunque fundada por los fenicios, Medina Sidonia le debe parte de su esplendor a los árabes y, sobre todo, a uno de esos ejemplos de repostería tradicional que ha trascendido fronteras, aunque la tradición continúa apegada a esta localidad marcada por el Parque de Los Alcornocales. El “alajú”, el alfajor de Medina Sidonia, mantiene en este pueblo un sabor único bañado en miel, almendras, avellanas y multitud de especias que le confieren también un olor especial. Su idiosincrasia se ha mantenido a lo largo de los siglos y su exclusividad se protege desde el año 2004 gracias a su reconocimiento como Indicación Geográfica Protegida (IGP) ‘Alfajor de Medina Sidonia’.
Muchas son las clases de alfajores que existen pero pocos como los de Medina Sidonia. Conviven con numerosos dulces y productos reposteros, como las tortas pardas, el amarguillo o los piñonates. Pero el auténtico “alajú” o alfajor de esta localidad gaditana tiene sus propias características, una tradición conservada en el tiempo y cuya autenticidad se mantiene gracias a la IGP ‘Alfajor de Medina Sidonia’.
Todo en el alfajor de Medina Sidonia es tradición: la miel pura de abeja se calienta y se le unen almendras, avellanas, harina, pan rallado, cilantro, clavo, matalauva, ajonjolí y canela. Esa masa de olores característicos se deja enfriar y se corta, para moldearla con forma cilíndrica y alargada, como siempre se ha hecho, la tradición manda.
En el corte vertical del “alajú” se aprecian las almendras y avellanas. Antes de envasarlo uno a uno, se pasa por un almíbar, se cubre de azúcar y se le espolvorea un poco de canela. Cuando llega al paladar, este alfajor, de color tostado, mezcla el aroma de sus especies con el sabor de los frutos secos y la miel, un producto que no sólo se consume en las fiestas navideñas, sino que está presente en todas las épocas del año.
De hecho, su presentación no se queda sólo en las piezas de 40 gramos que muchas veces observamos durante la Navidad, sino que podemos adquirirlos en otros tamaños, incluso en barras de hasta un kilo.
En muchas zonas de España se fabrican dulces parecidos a los alfajores, incluso conocidos con este nombre, una repostería que ha derivado del “alajú” de Medina Sidonia, un producto tradicional que se ha trasladado incluso hasta Latinoamérica.
Sin embargo, las especiales características de este producto fueron las que llevaron a reconocer esta IGP por Orden de la Consejería de Agricultura y Pesca en 2004, año en el que se constituyó su Consejo Regulador, que es el encargado de la certificación del origen y la calidad del producto.
La zona de elaboración y envasado de la Indicación Geográfica Protegida ‘Alfajor de Medina Sidonia’ se circunscribe a esta población de La Janda gaditana. Los productores deben mantener la calidad y el proceso de elaboración tradicional del alfajor. Su reconocimiento como IGP protege a este singular y tradicional dulce de posibles imitaciones.
En la actualidad son tres las empresas reposteras que elaboran y envasan el ‘Alfajor de Medina Sidonia’ con IGP y que pueden hacer uso de la marca Calidad Certificada. Fundamentalmente su consumo se realiza en la provincia de Cádiz, vendiendo más del 50% en la propia población, aunque también son muy populares en las provincias de Málaga, Sevilla y Huelva.
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