Pasta de almendra, fruta escarchada, cabello de ángel y batata. ¿Les suena? Son los ingredientes del turrón o pan de Cádiz. Un dulce imprescindible estas Navidades en las mesas de los hogares gaditanos. Hemos entrado en el obrador de la Pastelería Alameda, en Cádiz ciudad, donde desde hace más de medio siglo lo elaboran de la forma más artesanal.
Noelia y Antonio Romero son la segunda generación de pastelería de Alameda, cuyo obrador se situaba pocos metros de la céntrica iglesia de San Lorenzo.
Elaboran el dulce típico de Cádiz todo el año, porque ningún turista que se precie puede marcharse de la tacita de plata sin un trozo de este delicioso mazapán.
Una receta bicentenaria que tiene su origen en la invasión de las tropas napoleónicas.
El pan de Cádiz de la Alameda tiene un tamaño estándar, más o menos el de un bocadillo, pero por encargo se pueden hacer personalizados a gusto del cliente.
Todo, eso sí, artesanal y natural. Para ello la producción es limitada, un centenar al día como máximo, y cuando se acaben se acabaron. Es la única forma de garantizar un producto fresco recién elaborado, cuyo consumo se recomienda antes de dos meses, aunque resulta imposible resistirse tanto tiempo.
El secreto para sumar ya medio siglo de existencia, el respeto a la tradición.
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