Este fin de semana la muerte del componente del grupo Il Divo, Carlos Marín, conmocionaba a todo el mundo.
El cantante, vacunado con las dos dosis, había acudido a su centro de salud en Manchester, Inglaterra, porque no se encontraba bien. Una semana más tarde saltaba a los medios de comunicación la noticia de su ingreso en UCI, entubado y en coma inducido tras haber dado positivo en Covid.
Este domingo, apenas unos días más tarde, el cantante fallecía a los 53 años en el centro hospitalario.
Carlos Marín se suma a la larga lista de personas que ha fallecido en estos últimos dos años a causa del coronavirus. Una cifra que el pasado 1 de noviembre superó los cinco millones.
¿POR QUÉ HA IMPACTADO TANTO LA NOTICIA?
Cada día nos levantamos y acostamos con noticias sobre el covid, número de contagios, número de fallecidos, incidencia acumulada. La cotidianidad de las noticias hace que nuevos positivos y fallecidos sean, tristemente, simples números. Un pensamiento que todos compartimos hasta que uno de esos fallecidos es un familiar o allegado. Hoy 300 muertes, mañana 400, pero no sabemos sus nombres, ni cómo estará su familia.
Sin embargo, los personajes famosos, por su caracter popular, consiguen abrir portadas de periódicos y telediarios, poniendo cara a la dura pandemia del covid y recordando a la población que el virus sigue ahí afuera. Sabemos sus nombres, cómo murieron, su edad, vemos las condolencias a la familia, los mensajes de otros personajes populares y, de repente, esa persona deja de ser un número en los registros.
Junto a Carlos Marín, ha habido otras personas populares que han fallecido por el covid.
Lucía Bosé fue otro de los personajes famosos que conmocionó al país. La matriarca del clan Bosé ingresó en el hospital a los 89 años en estado muy grave. Fue una de las primeras víctimas de la pandemia, uno de los primeros rostros conocidos que moría por el virus. Cuatro días después de ingresar, fallecía en el hospital de Segovia.
Otra pérdida sonada, que dejó claro que el covid igualaba a ricos y pobres, fue el fallecimiento de
Carlos Falcó, el marqués de Griñón. El famoso empresario y aristócrata, padre de Tamara Falcó, fallecía a los 83 años al comienzo de la pandemia, poniendo cara al dolor de las familias que, por el confinamiento, no podían despedirse de sus allegados.
En marzo de 2020, un año después de comenzar la pandemia en España, el madridismo despedía al que fuera su presidente entre 1995 y 2000,
Lorenz Sanz, que fallecía a los 76 años "por insuficiencia respiratoria y fracaso renal por infección grave" a causa del covid.
Meses más tarde, con el comienzo de la vacunación, fallecía también por coronavirus el periodista estadounidense
Larry King a los 87 años.
A lo largo de este tiempo, actores, deportidas, cantantes... han ido anunciando sus positivos en redes sociales con el objetivo de concienciar a la población. Por suerte, la mayoría ha tenido un suerte distinta y ha podido pasar la enfermedad sin grandes complicaciones.
Sin embargo, la muerte de Carlos Marín pilla desprevenida a la población. A las puertas de la Navidad, con una sensación de que ya las olas habían acabado y que la vacuna podía con todo. Marín nos ha vuelto a recordar que esto no ha terminado, que cada día, a pesar de no conocer sus nombres, mueren cientos de personas, miles en todo el mundo y por ello, igual que en marzo de 2019, sigue siendo importante llevar mascarilla, mantener la distacia de seguridad y seguir las recomendaciones sanitarias. Porque, con vacuna o sin ella, el Covid-19 sigue ahí.