Nadie dijo que fuera fácil, pero al final se ha conseguido. Este miércoles se ha escenificado un momento anhelado y peleado por la provincia de Huelva durante los últimos años: el inicio de las obras del Centro para Ensayos, Entrenamiento y Montaje de Aeronaves no Tripuladas (CEUS).
Un proyecto con el que Huelva se abrirá paso en el sector de la aeronáutica y que plantea un abanico de posibilidades de negocio en una tierra necesitada de nuevas oportunidades.
Han tenido que pasar 16 años para que se haga justicia con este proyecto, pues fue en 2005 cuando comenzó a fraguarse, aunque no fue hasta 2010 cuando se firmó el primer convenio entre el INTA, la Junta de Andalucía y el Ministerio de Economía para su construcción. Y ha si do en el último año cuando al fin ha tenido su impulso definitivo, gracias a la unión de las administraciones, después de una década en la que se ha tenido que enfrentar a una pérdida de fondos europeos y la caducidad de su primera Declaración de Impacto Ambiental.
Este lunes, en presencia de una nutrida representación institucional, se hacía oficial el comienzo de los primeros trabajos sobre el terreno con el objetivo de que el CEUS esté listo “a finales de 2023”.
Contará con una inversión de 28 millones de euros -en gran parte financiados con los fondos europeos Feder-, faseados en tres etapas: una fase cero que ha comenzado este miércoles con trabajos de desbroce, una primera con preparación de terrenos, una segunda para los edificios e infraestructuras (con 8,5 millones) y la última para adquisición de equipamientos. En paralelo, la Junta de Andalucía se hará cargo del soterramiento de la línea de alta tensión, que contará con una financiación de la Junta de 2,6 millones de euros.
La primera fase de los trabajos de ejecución del proyecto CEUS, que el Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial (INTA) desarrollará en el paraje ‘La Atalaya’, en el término municipal de Moguer, ha dado comienzo con la limpieza y desbroce de los terrenos en los que se asentarán las instalaciones, que cuentan con un plazo de unos tres meses.
Un inicio de las obras que ha sido posible gracias al convenio entre el INTA y del Centro de Desarrollo Tecnológico Industrial (CDTI).
Si se cumplen los plazos, en dos años la provincia de Huelva contará con una gran infraestructura que dotará al Centro de Experimentación de El Arenosillo (Cedea) del INTA de los elementos necesarios para operar plataformas aéreas, mayoritariamente no tripuladas, para aplicaciones científicas y formativas.
El CEUS proporcionará soporte a las necesidades de las comunidades de ensayos de aeronaves tanto en tierra como en vuelo. También estará disponible para aquellos usuarios que requieran ensayos de vehículos terrestres no tripulados y navales en conjunción con el Cedea, así como para ofrecer formación avanzada a los futuros investigadores de Ciencias de la Tierra en ámbitos como agricultura, geología, atmósfera, medio marino, etc.
El emplazamiento del CEUS en El Arenosillo tendrá varias ventajas, entre las que destaca la existencia de una zona de exclusión aérea de un millón de hectáreas, “algo en lo que sólo compite con instalaciones en el norte de europa como Suecia o Finlandia”, las buenas condiciones atmosféricas y la presencia del ecosistema aeronáutico andaluz, que será uno de sus clientes potenciales.
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