El pasado 26 de octubre, un año más se celebraba el Día del Daño Cerebral, una celebración que, como siempre indico, no debe quedarse en el mero día sino que debe resultar un apoyo constante y sostenido en el tiempo para dar respuesta a los problemas que tienen los afectados y sus familias.
De nada vale un apoyo vacío sino que debe contar con el suficiente respaldo para que esas trabas, esas cuestiones que complican la vida de muchos ciudadanos, tengan fecha de caducidad.
Por tanto, está bien la celebración de un día pero más importante es el cumplimiento sostenido en el tiempo de las cuestiones que atañen a este ámbito de la salud y de la asistencia de los ciudadanos.
Además, en el caso del daño cerebral estamos ante un problema que puede afectarnos a cualquiera de nosotros en cualquier momento. Por ello, considero importante el lema de la campaña realizada este año por Adacca: Un minuto y te cambio la vida. Vaya si te cambia la vida después de que acontezca este grave problema de salud para una persona.
Como en todas estas temáticas, siempre tengo un recuerdo para las familias, para quienes están al lado de los afectados junto a las asociaciones. Ellos saben la realidad que tienen a la que se une aparte del problema en sí de salud una complicación económica, laboral o social.
Las causas del daño cerebral adquirido son múltiples y variadas: se puede ir desde un ictus, que es quien todo el mundo asocia a esta enfermedad, hasta un traumatismo o un tumor, pasando por otras causas que pueden estar relacionadas con infecciones o la falta de oxígeno.
Por tanto, no sólo estamos ante circunstancias no traumáticas sino que también cuando hay un accidente entra en juego esta adversidad para quien la sufre.
Así, estamos ante una variada problemática que exige una respuesta multidisciplinar. No se trata sólo de prevención para evitar que se produzca un daño cerebral sino que también la concienciación social es esencial, les hablo de un tema tan sensible y tan clave como lo es la seguridad vial y en el tráfico.
Por todo ello, cabe el concurso de todos. De todas las Administraciones Públicas para aportar fondos destinados a esa prevención y concienciación pero, sobre todo, para ayudar a los afectados y a sus familias. Como les decía anteriormente, esos cuidadores en silencio que saben lo dura que resulta una situación como ésta.
Para ellos, mis respetos
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