El Hospital de San Miguel, ubicado en la localidad pacense de Zafra, es mucho más que un simple edificio; es un testimonio vivo de la evolución histórica y social de la región. Sus orígenes se remontan al siglo XV, cuando fue fundado por el II Conde de Feria, Gómez Suárez de Figueroa, siguiendo la voluntad de su esposa Constanza Osorio. Este hospital, al igual que otros de la época, no se limitaba a atender enfermos, sino que cumplía una función social más amplia, ofreciendo refugio a pobres, viajeros y necesitados.
A lo largo de los siglos, el hospital experimentó diversas transformaciones. En el siglo XVIII, gracias a la generosa donación de Nicolás Rodríguez de Arenzana y su hermana Cecilia, el hospital fue renovado y especializado en el tratamiento de la sífilis, una enfermedad que azotaba a la sociedad de la época. Sin embargo, los procesos de desamortización del siglo XIX despojaron al hospital de sus tierras y recursos, lo que provocó su declive y posterior cierre a mediados de ese siglo.
A partir de entonces, el edificio fue utilizado para diversos fines, desde asilo de ancianos y orfanato hasta escuela de artes y oficios y almacén municipal. A pesar de los múltiples usos a los que fue destinado, el hospital nunca perdió su valor histórico y cultural. A mediados del siglo XX, en su interior se descubrió una valiosa tabla de San Miguel Arcángel, obra de un pintor primitivo español, que actualmente se exhibe en el Museo del Prado.
La historia del Hospital de San Miguel es un reflejo de la evolución de las instituciones sociales a lo largo de los siglos. Desde su fundación como centro de asistencia y caridad hasta su transformación en un almacén municipal, este edificio ha sido testigo de cambios profundos en la sociedad española. Su recuperación y puesta en valor es un homenaje a su historia y un legado para las futuras generaciones.
El Hospital de San Miguel y su Historia
El Hospital de San Miguel, un emblemático conjunto arquitectónico de estilo gótico-mudéjar, se alza como un silencioso testigo del pasado en Zafra. Este monumento -ya rehabilitado- sigue siendo un referente imprescindible para comprender las técnicas constructivas del arte mudéjar en Extremadura.
La capilla, dedicada al arcángel San Miguel, es la joya de este conjunto. Construida por maestros alarifes mudéjares, expertos en el manejo del ladrillo y la mampostería, esta capilla destaca por su elegancia y sobriedad. Sin embargo, el paso del tiempo y la falta de mantenimiento dejaron su huella, con un techo completamente desplomado a finales del siglo XX.
La enfermería, por su parte, es una obra inconclusa que evidencia la ambición del proyecto original. Su fachada, realizada íntegramente en ladrillo, revocado y enjalbegado, es una muestra del exquisito gusto mudéjar. No obstante, el resto de la construcción se encuentra en un estado lamentable, víctima del abandono y de las inclemencias del tiempo.
A pesar de su valor histórico y artístico, el Hospital de San Miguel se encuentra catalogado como Bien de Interés Cultural (BIC), pero su estado de conservación es positivo gracias a que ya está siendo rehabilitado. Las patologías estructurales y el deterioro generalizado ponen en peligro la supervivencia de este monumento único.
La ruina del Hospital de San Miguel representa una pérdida irreparable para el patrimonio cultural de [ubicación]. Es urgente tomar medidas para su conservación y restauración, no solo para preservar un legado arquitectónico invaluable, sino también para revitalizar el patrimonio histórico de la región y ponerlo en valor para las generaciones futuras.
Experiencia paranormal
La noche envolvía ya al Hospital de San Miguel y la pálida luz se filtraba por las grietas de las ventanas rotas, proyectando sombras sobre las paredes descascarilladas. Jaime Ortiz, un joven apasionado por la exploración urbana, se adentró en el edificio, llevaba consigo una linterna, una cámara y la esperanza de capturar imágenes únicas de este lugar abandonado sin ánimos de encontrarse con nada paranormal.
Al adentrarse en la capilla, Jaime sintió un escalofrío que nada tenía que ver con la fría brisa que se colaba por las rendijas. La atmósfera era opresiva, cargada de una energía extraña. Mientras avanzaba con lentitud, iluminando cada rincón con su linterna, escuchó un susurro tenue, como si alguien lo estuviera llamando por su nombre. Descartando inicialmente que fuera producto de su imaginación, se detuvo y escuchó atentamente. El susurro se repitió, esta vez más claro y cercano.
Sintió un nudo en el estómago. Su corazón latía con fuerza en su pecho. Giró lentamente sobre sí mismo, buscando la fuente del sonido. Fue entonces cuando la vio: “una figura etérea, vestida con ropas antiguas, flotaba a pocos metros de él. Su rostro, pálido y transparente. Los ojos, grandes y oscuros, parecían penetrar en su alma” decía.
Jaime quedó paralizado del terror. La figura se mantuvo inmóvil durante unos segundos, como si lo estuviera observando. Luego, lentamente, “comenzó a desvanecerse, disolviéndose en el aire como una nube de humo” relataba impresionado.
Con las piernas temblorosas, Jaime salió corriendo de la capilla y del hospital. No se detuvo hasta que llegó a la calle, donde la luz de las farolas lo envolvió. Durante días, no pudo dejar de pensar en lo que había visto. ¿Había sido una alucinación provocada por el miedo y la soledad? ¿O había sido testigo de algo más? La experiencia lo marcó profundamente “hasta el punto de no volver a hacer urbex desde ese día, yo no me dedico al misterio, había ido hasta allí para entrar en el edificio pero no para vivir lo que viví” confesaba.
Investigación paranormal
He tenido la oportunidad de visitar e investigar en el Hospital de San Miguel, en estado de ruina y donde fue complicado entrar. Con cámaras y equipos especiales tratamos de investigar.
A nivel fotográfico nada reseñable. Calor intenso en su interior y se agradecía la brizna de aire que entraba ocasionalmente. En un momento dado sentimos pisadas en la primera planta y subimos a ver pero no había nadie. Hicimos una sesión de psicofonías normal y el resultado fue tremendo: “Marchaos”, “necesito un médico” o “muerte” y “la enfermera”, todo muy relacionado con el pasado del edificio.
Con la Spirit Box (utilizada siempre con una jaula de Faraday) no logramos nada interesante salvo algunos “si” cuando preguntábamos por la presencia de “algo” allí. Con la Spirit Radio nos sucedió que se quedaron sin baterías cuando iban todas cargadas.
La cámara térmica recogió interesantes fluctuaciones de temperatura y la de infrarrojos con algunas orbes que bien pudieran atribuirse a otros motivos más racionales.
Fenómenos que captamos en el Hospital de San Miguel que, sin dudas, tiene algo misterio y muy especial, tanto como el secreto que guarda en sus entrañas.
*Si has vivido alguna experiencia extraña no dudes en escribirnos y contárnosla a correo@garciabautista.net
**Autor fotografía Víctor Gibello.