En mi nuevo libro "Simbología secreta de Sevilla" dedico especial atencia a uno de los lugares más emblemáticos de la ciudad es, sin dudas, el Hospital de la Caridad pero, ¿sabe que tiene un secreto templario? Hoy se lo descubrimos.
La Hermandad de la Santa Caridad data, en su fundación, del siglo XV. La etapa de Miguel Mañara como hermano mayor, en el año 1663, fue la de mayor esplendor en su labor social como por las obras acometidas en su interior.
En ese año se terminaron la iglesia y la construcción del hospital que rendiría sus instalaciones a pacientes pobres y enfermos, sin recursos.
Pero todo ese entorno tuvo un pasado templario, muy vinculado a lo que fue la presencia de la Orden del Temple en Sevilla con las zonas que les tocó en el reparto de la ciudad con el agradecimiento del rey San Fernando.
Así los templarios ven recompensado su valor en las batallas con una serie de terrenos entre la huerta de San Francisco, que hoy si paseamos por el centro de la ciudad conocemos como Plaza de San Francisco y Plaza Nueva junto a la Casa Grande –el Ayuntamiento- de esta ciudad y la muralla junto a la Puerta del barrio de El Arenal en las cercanías de la calle Arfe, calle Zaragoza, plaza del Molviedro y calle Adriano.
Tenían iglesias donde realizar sus oraciones, de hecho se cree que en el Hospital de la Caridad, en una capilla dedicada a San Jorge, en el interior de esta iglesia aún se encuentra el lema: “Non nobis, Domine, non nobis, sed Nomini tuo da gloriam”, ¿recuerdan?
La pequeña iglesia sería luego demolida por orden de Miguel Mañara para construir la actual iglesia de la Caridad.
Los caballeros templarios rendían obediencia y lealtad al Papa, tenían orden organizada dentro de la ciudad y en el 1310 se ven despojados de sus posesiones con la citación para acudir a Medina del Campo en la provincia de Valladolid para iniciar así el proceso a la Orden Templaria y su “extinción” posterior. Todas sus posesiones pasaron a ser propiedad del cabildo de la catedral de Sevilla.
Históricamente la Orden Templaria gozó de privilegios reales en la Sevilla de la época, se les concede hasta 19 de estos e incluso al obispo Remondo se le atribuye el ser parte y caballero de la orden hasta el momento de su muerte, teniendo éste un gran peso durante el reinado de Fernando III, incluso en su tumba viste indumentaria templaria, todo un síntoma, se encuentra rodeado de monjes de la orden y sobre él, es su cabecera una Virgen negra...
Hoy día en inconcebible escuchar a personas teóricamente bien informadas decir “en Sevilla no hay vestigios del Temple” y que sólo denota una mala formación allá donde vivimos en una ciudad tan rica en Historia como en vestigios físicos y culturales que lo demuestra y como muestra… “el botón del Temple en Sevilla”. ¿Quieren más?