Llevo un par de meses repensando acerca de la España vaciada, un concepto que va más allá de certificar que existe una gran parte de nuestro territorio que sufre un proceso acelerado de desmantelamiento y despoblamiento y he recordado a André Gunder Frank y la ya veterana teoría del centro y periferia,pero aplicada a nuestra tierra.
Mientras el mundo rural andaluz sea entendido desde los centros de poder, comenzando en lasDiputaciones Provinciales, las Delegaciones territoriales de la Junta de Andalucía, el Gobierno de la Junta en Sevilla, el Gobierno estatal para llegar a la Unión Europea, como:
- una región de turismo y ocio barato al que se ha de llegar rápido para volverse también rápido, sea en trenes de alta velocidad o en coches por autopistas de alta capacidad;
- un suelo baldío en el que colocar torres de alta tensión para beneficio de empresas privadas;
- un territorio despoblado donde las pocas personas que quedan se alegran de trabajar en macrogranjas porcinas de producción intensiva;
- unos pueblos en los que “no vale la pena” mantener servicios sociales básicos, ni siquiera sucursales bancarias, porque no quedan más que viejos.
Mientras tanto debemos soportar que la Junta de Andalucía actúe como un virreinato y las capitales provinciales asuman el papel de centro de la periferia; el desmantelamiento de infraestructuras básicas como los trenes de media, larga distancia y de mercancías; la precariedad laboral en la hostelería y un modelo de turismo lowcost y dedespedidas de soltero; los proyectos de autopistas eléctricas para llevar energía de África a Centroeuropa y que serán cicatrices imborrables sobre nuestros paisajes, cultivos y, sobre todo, sobre dignidad de las personas; un tipo de ganadería destinada a llevar las plusvalías lejos de Andalucía y a dejar aquí olores, purines, sobreexplotación y contaminación de los acuíferos. Es decir, el mundo rural andaluz parece estar condenado a convertirse en un área de apropiación en forma de mero origen de abastecimiento de materias primas y de destino de vertido de residuos.
Mientras todo esto y mucho más suceda sin que nadie actúe con decisión, se perderá el vínculo con el campo, el orgullo rural, y la juventud huirá falta de perspectiva de un futuro digno y se cerrará el círculo vicioso de abandono institucional y despoblación. Es más, se producirá un reforzamiento de la dependencia de nuestra comunidad al fomentar la especialización en unas producciones de bajo valor añadido pero muy rentables para las grandes empresas que controlan todo el ciclo, desde la venta de simientes o animales de engorde hasta su transformación y comercialización.
Las relaciones centro periferia se sostienen sobre la asimetría, pero es fácilmente entendible que no puede haber españoles de primera y españoles sufridores, condenados a soportar todas aquellas actividades que las regiones ricas no quieren tener en su territorio.Como la asimetría es difícilmente aceptable, la sociedad civil se está organizando aquí en Andalucía y en el resto de España, trabajando para recuperar el respeto a sus derechos como ciudadanía, independientemente de donde tengan su residencia.
No hay una solución mágica para una situación con múltiples causas, empezando por una postergación de muchos decenios, pero sí que se pueden poner en práctica medidas inmediatas de mejora: reforma de la política agrícola común primando dentro de las ayudas desacopladas aquellas basadas en la eco-condicionalidad, protegiendo la producción en zonas de montaña o con baja densidad demográfica así como los cultivos extensivos de secano yla potenciación de la agricultura ecológica y de la ganadería tradicional; acceso al transporte público como derecho básico de ciudadanía y como instrumento para la cohesión económica, social y territorial; apoyo a la producción de energías renovables y al autoconsumo; actualización real de las pensiones al coste de vida para mantener el nivel de renta de la población rural; incentivar la permanencia de la población activa mediante oferta de centros de educación infantil, primaria y secundaria porque sabemos que cuando se cierran las escuelas las familias emigran.
Como digo, no hay una respuesta milagrosa, pero al menos debemos activar todos los mecanismos para detener el proceso y permitir que quienes deseen desarrollar su proyecto vital lejos de las grandes ciudades gocen de todos los recursos que las administraciones públicas están obligadas a prestarles.
EquoVerdes Andalucía tiene un compromiso con la Andalucía vaciada, con esa España de la periferia que merece ser sujeto de la gran política. Nuestra responsabilidad es poner en el centro de la agenda política las reivindicaciones del mundo rural andaluz y devolverlela atención que requiere como sujeto activo de la lucha contra el cambio climático, la conservación de la biodiversidad, la soberanía alimentaria y la dignidad de las personas que le dan vida.
Envía tu noticia a: participa@andaluciainformacion.es