¿Cuáles son los principales retos que tendrá que enfrentar Andalucía en los años decisivos que nos separan de 2030? ¿Qué podría aportar EQUO para superarlos? ¿Cómo lo hacemos? A grandes rasgos estas han sido las preguntas que nos han convocado en Granada en nuestra cuarta asamblea. Y lo hemos hecho a nuestra manera, con una metodología participativa, construyendo colectivamente un diagnóstico tanto de la situación andaluza como de la de nuestro partido, definiendo cuáles son los retos a asumir, los objetivos que nos marcamos y las líneas de actuación para llevarlos a cabo. Volvemos con una estrategia. Pero sobre todo volvemos llenos de energía, con una renovada confianza en nuestras posibilidades de que tenga éxito y podamos cumplir nuestra función social. Si algo podemos aportar al panorama político de Andalucía es esa visión de estrategia a medio largo plazo.
Esa visión, que aporta la ecología política, parte de entender que no podemos continuar por más tiempo con el modelo de producción y consumo que llevamos. El conocimiento científico nos viene advirtiendo desde el informe Meadows ‘Los límites al crecimiento’ (1972) de que no es posible crecer indefinidamente en un planeta finito. Veinte años después ya los habíamos superado y no hemos dejado de crecer desde entonces. Las consecuencias más visibles y alarmantes son el cambio climático y la pérdida de biodiversidad que está provocando una nueva gran extinción de especies. ¿Por qué es esto así y cómo podríamos hacer para evitarlo?
Nuestra sociedad ha basado su prosperidad en el consumo acelerado de los recursos no renovables y en la reducción de la disponibilidad de buena parte de los renovables. Particularmente del petróleo, gas y carbón, que han aportado la base energética de la economía y la sociedad tal y como hoy la conocemos. Su quema acelerada, por encima de la capacidad de la Tierra para absorber el CO2 emitido a la atmósfera, es la causa principal del calentamiento global que ha puesto en marcha el cambio climático. En el informe de panel de expertos del IPCC a la Cumbre Mundial del Clima celebrada el pasado diciembre en Katowice, los científicos nos advertían que contamos con apenas doce años para cambiar el rumbo y contener el alcance del cambio climático por debajo del límite de 1,5º C, y evitar así consecuencias catastróficas e irreversibles. Andalucía es especialmente vulnerable a estos cambios en la medida en que nuestras principales fuentes de riqueza e ingresos dependen de que se mantenga el clima mediterráneo y que logremos detener el avance de la desertización.
Conseguir ese objetivo significa producir cambios disruptivos acelerados en la forma en que generamos energía, nos movemos, producimos, consumimos y nos alimentamos. Esto implica que es necesario el desarrollo espectacular de determinadas áreas productivas (energías renovables descentralizadas, con gran peso del autoconsumo, transporte público, rehabilitación de edificios, sector agroalimentario, gestión de residuos, cuidados) y el declive acelerado de otras (construcción depredadora, sector del automóvil, actividades extractivas, energías sucias). Sólo es posible movilizando a toda la sociedad, con un liderazgo valiente, que hable claro y que ofrezca alternativas a aquellos sectores afectados por la pérdida de actividad, y garantías sociales de que nadie se va a quedar sin protección. No da tiempo a ir despacio, hay que ir muy deprisa, y aunque el reto es enorme, tenemos que encontrar el medio de hacerlo posible. La buena noticia es que nuestras propuestas para Andalucía están alineadas al 100% con lo que nos dicen los científicos que hay que hacer. Sabemos cómo hacerlo. Pero para que sea posible tiene que haber un desborde social, un torbellino que cambie el viciado marco político español, que nos distrae de los temas en los que nos jugamos el futuro complicándonos además la convivencia presente.
¿Es eso posible? Nos gusta recordar aquí el principio de esperanza de Edgar Morin al que preocupa justamente esta cuestión: ¿tendrá la humanidad capacidad de reacción a tiempo? Vivimos unos tiempos en que podemos decir que sí. El movimiento feminista y el movimiento juvenil constituyen hoy nuestras dos grandes fuentes de esperanza para hacerlo posible. Y la escala municipal parece la adecuada para iniciar estos cambios y luego escalarlos hasta llegar a la mundial. Las mujeres con su lucha permanente por la igualdad, desde una perspectiva diversa y colectiva que pone en el centro la vida y los cuidados, están impulsando desde el ecofeminismo y el trabajo en red nuevos valores de respeto por el planeta, de solidaridad y de cooperación. Poner en valor los cuidados como elemento fundamental de sostenimiento de la vida está contribuyendo a comprender mejor nuestra relación con la tierra y sus elementos vitales, el agua, el suelo, el aire, la biodiversidad y la necesidad de cuidarlos.
Por otra parte la juventud a través de la iniciativa europea “Youth for Climate”, simbolizada por la figura de Greta Thunberg, una joven europea de 16 años que reclama a la clase política futuro para los jóvenes y el planeta, nos impulsa a trabajar para que la #OlaVerde europea llegue a Andalucía.
Tenemos por delante un reto a medio plazo, pero también urgencias en el día a día. Empezamos un mes de marzo repleto de esperanza en el que EQUO Andalucía participará y apoyará activamente dos hitos fundamentales, el 8 de marzo, Día de las Mujeres-de todas: diversas, migrantes, rurales, racializadas, jóvenes, LGTBI+, etc.-, junto a las que reclamaremos que las políticas públicas de igualdad no den ni un paso atrás, y un 15 de marzo lleno de movilizaciones juveniles de esperanza en el futuro del planeta y la vida, en las que nos sumaremos a las reivindicaciones de nuestros jóvenes para que se cumplan los Acuerdos de París de 2015 y se adopten medidas urgentes para frenar el cambio climático.
Volvemos de Granada llenos de energía porque, aunque los retos son enormes, nos sentimos fuertemente comprometidos en la tarea y creemos en nuestras posibilidades de generar una espiral virtuosa que nos saque del actual círculo vicioso en el que nos encontramos. Siguiendo con Morin, sabemos que “la acción supone complejidad, es decir, elementos aleatorios, azar, iniciativa, decisión, conciencia de las derivas y de las transformaciones para poder concentrarnos sobre lo que es importante”. Y venimos decididos a multiplicar nuestra acción para hablar claro a la ciudadanía, como nos demanda Greta Thunberg, de los riesgos que nos amenazan, pero, sobre todo, para sembrar semillas de esperanza que demuestren que dónde hay un peligro tenemos también una gran oportunidad.
Andalucía es rica en recursos humanos, en cultura, en tierra fértil y conocimientos de manejo tradicional y agroecológico, en sol y viento y en tecnología propia para avanzar rápidamente hacia nuestra soberanía energética. Tenemos propuestas para avanzar rápidamente hacia una movilidad sostenible. Sabemos cómo podemos reorganizar nuestras ciudades y pueblos y regenerar nuestros barrios para hacerlos más habitables y más vivos. Y tenemos una base económica y empresarial innovadora que puede impulsar la economía circular de residuos cero que necesitamos. Todos estos cambios suponen nuestra mejor baza para generar empleo, repartirlo y crear los mecanismos necesarios para garantizar que todas las andaluzas y andaluces, particularmente la generación joven, disponga de los derechos básicos y los ingresos suficientes para fundar en nuestra tierra su proyecto vital de futuro.
La nueva ejecutiva de EQUO Verdes Andalucía, que renace con el simbólico nombre de EVA, comparte el compromiso y la ilusión por desarrollar el mandato de nuestra asamblea y crear así una buena noticia de esperanza para nuestra tierra.
Isabel Brito y Esteban de Manuel Jerez,
coportavoces de EQUO Verdes Andalucía
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