Me preguntan en un encuentro del foro de políticas feministas cuáles son los compromisos que ha adquirido EQUO Verdes - INICIATIVA Andalucía en materia de igualdad de cara al 2 de diciembre, y mi respuesta ha sido tan compleja como simple:
no tenemos “compromisos feministas”; nuestro proyecto al completo es un compromiso ecofeminista con Andalucía.
Entendemos la política como la gestión de la vida, de la nuestra y la del medio natural del que dependemos. Por esta razón, y a la vista de la situación de degradación social y ecológica en la que las derechas nos han sumido, afirmamos que ¡esto no es vida! No nos podemos conformar, por tanto, con teñir de violeta ciertos aspectos de nuestro programa político; el concepto de transversalidad se traduce para nosotras en la verdadera transformación que Andalucía necesita, desde el propio Parlamento andaluz que dicta las leyes, pasando por el seno de las instituciones públicas y las políticas que desde ellas se ejecutan, hasta llegar a cada rincón de esta tierra que, dicho sea de paso, no es nuestra; es de sí misma.
Sabemos que trabajar en determinadas líneas para la igualdad, tales como un pacto contra la violencia machista o la equiparación salarial, será un camino estéril si no cuestionamos, además, el sistema en su conjunto.
El régimen de los mercados que nos gobierna actualmente no va a permitir que se destruyan los pilares sobre los que se construye; la explotación de recursos naturales y la explotación de quienes llevamos a cuestas los trabajos reproductivos, las mujeres. Ambos “bienes gratuitos” son imprescindibles para que los monopolios obtengan dividendos; no nos lo van a permitir. Puede que, según el color político del gobierno de turno, se avancen determinados pasos que pueden volver a desandarse en un abrir y cerrar de ojos, como ya hemos comprobado en estos últimos años de crisis-estafa.
Si me permitís el paralelismo, Andalucía ha sido una comunidad maltratada por su propio gobierno bajo las mismas pautas que utilizan los maltratadores de carne y hueso: en primer lugar, se ha pisoteado su
autoestima durante los cuarenta años de mandato socialista mediante una política social basada en la “paguita”, que evita el empoderamiento de los pueblos, no ha evitado el empobrecimiento, y sume a las personas en un estado de vulnerabilidad que facilita la utilización de la segunda pauta; la
dependencia. Andalucía tiene el potencial necesario para haber sido pionera en transición ecológica; tenemos sol y viento para generar nuestra propia energía limpia creando además cientos de miles de puestos de trabajo estables; tenemos suelo fértil y una sabia y rica tradición agrícola que son la garantía de nuestro sustento. ¿Por qué se nos ha condenado a depender del exterior siendo capaces de subsistir dignamente por nuestros propios medios?
En tercer lugar, Andalucía ha sido
acallada, se le ha sustraído el derecho a participar de su propia vida con un sistema democrático irreal, que no representa a su ciudadanía de una forma proporcional ni fiel. Y para continuar cerrando la boca a las voces disonantes, se le ha negado la oportunidad de educar a nuevas generaciones de personas dotadas de espíritu crítico, investigador y creador de oportunidades; las escuelas andaluzas actuales forman a pequeños futuros consumidores y trabajadores, replicantes del sistema que el gobierno de Susana Díaz quiere perpetuar. Hasta aquí hemos llegado, Sra. Díaz. Déjenos, también desde los medios de comunicación públicos que usted controla y desde el que ningunea la alternativa verde creciente en Europa, denunciar esta situación insostenible y proponer el buen trato que Andalucía requiere, por derecho, justicia y dignidad.
Necesitamos un proyecto que nos movilice, empezando por la juventud, la que aún no han conseguido desterrar y la que desea volver, que merece por derecho humano tener un futuro en Andalucía, y terminando por las personas no tan jóvenes que, no hartas de luchar a lo largo de sus vidas, continúan llenando las calles de subversión y esperanza.
Y para hacerlo posible, la cooperación es el camino. La cooperación entre todas las sensibilidades políticas, las de los partidos, las de las calles y los colectivos que nos mantienen en pie con dignidad. Necesitamos crear grandes alianzas en torno a una política de amplio consenso social. Hemos diseñado muchas, pero podemos empezar, por ejemplo; con una Ley de
Economía del Bien Común, que reconozca y apoye a las empresas que más contribuyen al bien común, tanto en su impacto ambiental como social, que cuenten además con programas de igualdad y de
corresponsabilidad de hombres y mujeres; con un impulso hacia una
transición energética para lograr producir el 100% de la misma de forma limpia - la energía es la base de la economía y la energía renovable es la única con futuro-; con una apuesta por la
transición ecológica de nuestra agricultura y ganadería, para generar alimentos sanos, empleo en nuestro campo y dando a las mujeres agricultoras y ganaderas el espacio que por justicia merecen.
Tenemos un proyecto ilusionante, resiliente y eficaz. Lo necesitamos porque la Tierra ha dicho basta, pero lo afrontamos con esperanza porque las mujeres también hemos dicho basta. El futuro será ecofeminista o no será.
Mar Oliver
Candidata por Sevilla de EQUO Verdes-INICIATIVA Andalucía