Andalucía más que verde

El increíble caso del lobo inexistente al que todos odiaban

Se está produciendo una agresiva campaña contra las muy tímidas políticas de la Junta de Andalucía para la recuperación del lobo en las Serranías andaluzas

Publicado: 10/10/2018 ·
12:17
· Actualizado: 10/10/2018 · 12:17
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En los últimos tiempos podemos ver cómo se está produciendo una agresiva campaña contra las muy tímidas políticas de la Junta de Andalucía para la recuperación del lobo en las Serranías andaluzas, de donde ha desaparecido por completo.

Se lanzan mensajes apocalípticos, ya que la posible vuelta del lobo supondría una hecatombe para la economía y la demografía de las comarcas afectadas, que quedarían condenadas a la despoblación y el abandono de forma irremisible. Un verdadero Chernobyl de cuatro patas. Los ejemplos más claros llegan desde ASAJA, verdadera vocera de los intereses del sector cinegético y contrarios al lobo, que ha llegado a afirmar, sin prueba alguna y con total desprecio a las resoluciones europeas y la legislación española y andaluza, que “la supervivencia del lobo no es compatible con la ganadería”.

Blanco y en botella, lo único que les vale es el exterminio total de una especie protegida. Como si Félix Rodríguez de la Fuente no hubiese existido. Como si el lobo fuese una alimaña y no una valiosa joya de nuestro patrimonio natural, que nos pertenece a toda la sociedad. Como si la presencia del lobo no aportara beneficios y creara nuevas oportunidades de empleo en el mundo rural.

El problema de esta organización, que hace pocos años tildaba de “camelo” el cambio climático, es que su discurso es viejuno, mentiroso, y cada vez lo compra menos gente, aunque siguen siendo un lobby poderoso, con dinero y contactos. Y mientras, se permite acusar a los colectivos ecologistas de financiarse ilegalmente de los proyectos que trabajan para recuperar el lobo en nuestra tierra.

No deja de asombrar la desfachatez de afirmaciones como la que encabeza uno de sus últimos alegatos antilobo, ya que la ganadería ha sido compatible con el Canis Lupus desde su nacimiento, y eso sin los medios y tecnologías al alcance del sector ganadero hoy en día, sólo con el uso de técnicas tradicionales como recoger el ganado en apriscos o refugios y la presencia de mastines. Hoy, la combinación de estas técnicas centenarias con nuevos métodos como pastores eléctricos y la existencia de programas de ayudas para compensar las perdidas sufridas, hacen muy posible la coexistencia de ganadería y lobos, aunque obliga al sector ganadero a cambiar algunos hábitos recientes, lo que explica en parte sus reticencias. Métodos que cuando se han aplicado con seriedad, funcionan.

Otro cantar es la oposición furibunda del sector cinegético, con un gran peso económico y social en las zonas de Sierra Morena, que no quiere competidores con su selecta clientela para cazar ciervos, jabalíes y otras piezas de caza mayor. Este sector considera la fauna salvaje de su propiedad y exclusivo aprovechamiento, y sólo aceptaría al lobo como trofeo, algo inconcebible con la legislación que tenemos, aunque en toda España se cazan, al Sur y Norte del Duero, cientos de lobos al año. Por eso, los vallados cinegéticos trocean, aíslan y empobrecen los ecosistemas del gran espacio natural que es la Sierra Morena desde Huelva a Jaén. Se decía que una ardilla podía cruzar España sin bajar de los árboles. Actualmente, es posible que una ardilla lo pudiera hacer, pero un ciervo o un jabalí no.

En los últimos años, España ha sido el país europeo que más superficie arbolada ha sumado, unos 1.850 kilómetros cuadrados cada año desde 1990. Pero al mismo tiempo, estos bosques han ido degradándose, lo que conlleva una pérdida paulatina de biodiversidad y de su capacidad de proveer los múltiples servicios ecosistémicos que son importantísimos para la supervivencia del ser humano. En resumen, tenemos más árboles, pero menos bosques.

Ganaderos y cazadores claman que, si no les dejan seguir haciendo y deshaciendo a su manera, los pueblos se vaciarán, el paro se disparará, dejará de haber un futuro para las zonas rurales andaluzas. Otra mentira. Sin lobos ya se vacían los pueblos, ya se van los jóvenes y se cierran escuelas por falta de niños. La realidad es que lo que hace falta son alternativas económicas, servicios públicos de calidad, conexiones de tren, carreteras bien mantenidas. Otras políticas valientes y que reequilibren el territorio. Pero es más fácil culpar al lobo para que el negocio siga llenando los bolsillos de unos pocos.

Ramón Fernández Barba

Miembro de la Ejecutiva de EQUO y de EQUO Córdoba

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