Más de 10.000 firmas en menos de dos semanas. Esas fueron nuestras cifras de la recogida de firmas para que Manuel Díaz ‘El Cordobés’ no presentara las campanadas de fin de año en Canal Sur. Esta recogida de firmas tan rápida nos evidencia que poco a poco, de forma lenta y dolorosa, está muriendo la tauromaquia en Andalucía. Cerca de 100.000 personas han dejado de ir a los festejos en Andalucía. Y son prácticamente la mitad de festejos, un 47% menos, los que se celebran en nuestra comunidad con respecto a hace un año. Si en 2007 se celebraron en Andalucía 230 corridas, en 2015 fueron 80. Igual pasa con las novilladas con picadores (las que menos rendimiento económico tienen), que pasaron de 102 en 2007 a 20 en 2015. Por el contrario, los festejos populares se mantienen en las mismas cifras que en 2007 gracias a los ayuntamientos, ya que es una forma fácil para dar salida al ganado y no hay que llenar un lugar con público. El único requisito que pone la Junta de Andalucía para realizar encierros u otro tipo de espectáculo es que exista tradición histórica, aunque en la práctica se mira para otro lado y se consienten sin que exista esta salvaguarda.
Las administraciones públicas andaluzas se empeñan en defender esta tradición y desde la base: no hay más que ver el Decreto de regulación de las escuelas taurinas de Andalucía que tiene como objetivo “dar amparo jurídico, fomentar y proteger la imprescindible función y labor que, para la pervivencia y conservación de la Fiesta de los Toros, supone la implantación y el normal desenvolvimiento de las escuelas taurinas”. Pero lo cierto es que cada vez son más personas las que están por el bienestar animal, dejando de lado espectáculos más propios del pasado que además, de no ser por las excepciones señaladas expresamente en la norma, ya serían ilegales en Andalucía, pues la ley andaluza de protección animal (11/2003) expresa la prohibición de “emplear animales en exhibiciones, circos, publicidad, fiestas populares y otras actividades, si ello supone para el animal sufrimiento, dolor u objeto de tratamiento antinaturales”.
Cada vez hay menos afición, la tauromaquia sin afición y “vocación” está destinada a desparecer si no es a través de subvenciones. Europa, gracias al grupo de los verdes (donde está EQUO) ya instó a no a dar más dinero para este fin, aunque lo dejó en manos de los países miembros debido a la presión del lobby taurino en Bruselas. ¿Para cuándo Andalucía? La Junta lleva destinados más de 1.000.000 de euros en los últimos 10 años a las escuelas taurinas. Además de otras grandes sumas de dinero que se camuflan entre diferentes actividades dentro del área de Cultura. En 2011, en plena crisis, se destinaron, más de 1.000.000 de euros en ayudas directas. A partir de 2012, los datos se empezaron a esconder para no enseñar tal despropósito, y no hay más que ver como el lobby taurino tuvo que presionar a la cadena pública para que no cediera a los apoyos recibidos en la petición de firmas que desde EQUO Andalucía Verdes organizamos esta Navidad.
Los argumentos del empleo que genera la tauromaquia o de la supervivencia de las dehesas o de las ganaderías ya han quedado obsoletos. Todo es mentira y AVATMA lo explica mejor que nadie. ¿Porque cómo se explica que en España se realicen cerca de 2.000 espectáculos menos y se emplee a 3.000 personas más cuando la realidad es que solo un 8% de esos profesionales tiene más de una actuación al año? ¿O que los toros de lidia solo ocupen un 10% de la superficie total de la dehesa en España? ¿O que el 77% de las ganaderías -se considera ganadería de toro de lidia con un único macho semental- no haya puesto un animal en la plaza?
Otra fórmula andaluza para seguir con este espectáculo son las retransmisiones, en horario infantil, de la muerte de estos nobles animales a manos de sus verdugos, en su práctica totalidad hombres. Novilladas, becerradas, corridas…Todo está presente en la amplia oferta audiovisual de nuestra cadena autonómica.
Por suerte, y pese al apoyo que nuestras instituciones se empeñan en darle, será la falta de afición la que acabe con la tauromaquia: el 15% de los novilleros tiene más de 45 años. A esto poco más hay que añadirle, pero no está de más recordar que el 84% de la juventud de nuestro país (entre 16 y 24 años) no se siente orgullosa de vivir en un país con este espectáculo. ¿A qué esperan a escuchar a la juventud en otro aspecto más? La sociedad patriarcal y machista trata a la juventud como a las mujeres, la oculta y la mercantiliza. Porque la sociedad está gobernada por hombres, con canas más que pintadas. Se podría llegar a entender, haciendo de tripas corazón, que las escuelas taurinas recibieran más dinero cuando el paro juvenil no fuera un problema y cuando la violencia machista fuera historia.
Mientras las plazas de toros se vacían, las salas de cine se llenan para ver películas como ‘Ferdinand’, que educan en la empatía y en el respeto a los seres vivos. No hay más que ver las reacciones a esta película desde el mundo taurino para saber que si hubieran podido, hubieran ejercido una verdadera censura para que esta película no se viera en nuestro país. Algo que, otrora, ya se hizo con la versión original.
Cierran librerías, las bibliotecas públicas están bajo mínimos, las compañías de teatro y las orquestas están muriendo o haciendo malabares por sobrevivir. ¿No sería maravilloso que cerraran todas las plazas de Andalucía a cambio de tener más librerías, mejores bibliotecas, más teatros y conciertos en nuestras ciudades? ¿No sería un gran avance que estas plazas se convirtieran en verdaderos centros para la cultura, el conocimiento y la libertad? ¿Y si volvieran los cines de verano y lo hicieran en estas ubicaciones? Estoy seguro de que mi generación disfrutará de las plazas de una forma distinta a la de hace 40 años y que ahora está dando sus últimos coletazos.
Que nos acusen a los verdes, desde la Fundación del Toro de Lidia, de “censura cultural” es cuanto menos un ataque gratuito que con estos datos queda aún más injustificado. Que Canal Sur escogiera a un torero como protagonista de las campanadas de fin de año y para defender una candidatura a Patrimonio Mundial, es un error que algún día admitirán desde la dirección de la cadena.
Andalucía es cuna de dos Premios Nobel de Literatura y de grandes exponentes en todas las ramas culturales. Que nadie ponga a la tauromaquia como ejemplo de la cultura de nuestra tierra, pues sin duda estaría faltando a la memoria de estas personas, de las que ahora mismo son verdaderas artistas, y de las que quedan por venir.
Francisco Sánchez Molina
Coportavoz de EQUO Andalucía Verdes