Andalucía más que verde

Política, ese gran amor

Quién no ha dicho o ha escuchado alguna vez eso de “todos los políticos son iguales”, “todos roban”, “todos mienten”

Quién no ha dicho o ha escuchado alguna vez eso de “todos los políticos son iguales”, “todos roban”, “todos mienten”. No seré yo quien defienda lo indefendible ni vista esta profesión -o forma de vida- de un aura salvadora, pero como persona interesada en la política, como hobby y como deber -con el futuro que quiero para mí-, no puedo pasar de largo cuando sale esta frase en una conversación.

Vivimos en tiempos de corrupción donde  cada día en la televisión se dedican espacios a sacar trapos sucios de uno u otro, a analizar las tramas corruptas y a medir las declaraciones… De algunos partidos más que otros, por supuesto, pero reconozcámoslo: hastía tanta corrupción y tanta impunidad. Todo esto nos cansa y nos quita la confianza en aquéllos que dicen van a mejorar la vida de todos. Pero cada vez que sale la conversación y algún amigo dice ”todos los políticos son iguales, ladrones y mentirosos”, yo les hago la siguiente  pregunta:  ¿Pensáis que todos los hombres son malas personas? Porque en la tv yo no paro de ver hombres que matan a sus novias, hombres que abusan de niños, y hombres que se dan palizas por partidos de futbol. Y por supuesto conozco muchos hombres infieles.

Sabemos que en la televisión sólo sale lo sensacionalista, la noticia diferente. No salen políticos que hacen bien su trabajo, políticos que cumplen su programa; personas que después de retirarse siguen con las vidas que tenían antes, personas honradas que no sueñan con un cargo, sino con leyes más justas. Ésos no son noticia, pero los hay. Aunque suene absurdo, la política es como el amor, como el amor romántico o el amor fraternal: puedes intentar huir de él, no creerlo cuando te lo prometen, no expresarlo, no querer sentirlo, pero sin él no podemos vivir. Pues la política, por suerte o desgracia, es así. Es la “ciencia que trata del gobierno y la organización de las sociedades humanas, especialmente de los estados”, y nosotros somos humanos y vivimos en estados, por tanto no podremos vivir sin ella.

Todas las personas necesitamos amor, aunque hayamos tenido desamores, peleas o desengaños. Tarde o temprano volveremos a creer, porque es una necesidad como seres interdependientes, estamos hechos para vivir en sociedad. Y tampoco olvidemos que somos ecodependientes y tenemos la necesidad de vivir en manadas, en contacto con nuestra naturaleza. Así, aunque en la tele salgan hombres malvados que matan mujeres, que abusan y mienten, todos tenemos al lado a alguien que sabemos nunca será así, por eso los hemos elegido, y nosotras mismas sabemos que no todas las mujeres somos iguales.

En esta sociedad humana, por desgracia, nos organizamos mal, no nos relacionamos como deberíamos con nuestra esencia animal y natural, olvidamos que somos manada. Pero muchas personas, al ser conscientes de esta mala relación, de esta falta de amor, no pueden pasar de largo y asumen como hobby el voluntariado o la política. Pero las asociaciones y ONG`s solo cubren aquello que el Estado olvidó o no quiso hacer, y es por eso algunos van un paso más allá, porque no quieren que nada ni nadie sea olvidado. Hay gente que en sus ratos libres hace deporte porque sabe que cuidar el cuerpo es muy sano, pero otros locos enamorados hacen política porque están convencidos que cuidar la sociedad no solo es sano para sus almas, sino que es la expresión de amor más grande que pueden dedicar a la manada.

La política está en nuestro día a día, organiza nuestra educación, nuestro trabajo, hasta nuestro ocio. Decide qué habrá en el mercado para comer, que energía consumirás, que impuestos pagarás, quién pagara más o menos, quien ganará y quien perderá. Pero la política no se hace por arte de magia, se necesitan personas que la apliquen, la estudien, decidan y les dediquen tiempo por todos aquellos que se dedican a llenar la sociedad.

Así que decir que todos los políticos son iguales es faltar al propio sentimiento de sociedad, porque si decimos que algunos de nosotros no nos venderíamos por nada, que somos capaces de prometer amor a nuestros amigos, familiares, y decimos en serio que somos buenas personas, ¿por qué creemos que nosotros sí, y ellos no? Si no nos gusta lo que vemos, lo que hacen algunos políticos, pero sabemos que la sociedad y las reglas del juego los necesitan, ¿por qué no ser nosotros el cambio que necesitamos? ¿Porque no ser nosotros los que demos el primer paso, los que digamos te quiero? ¿Los que digamos yo te ayudo? ¿Los que digamos voy a cambiar esta ley? ¿Los que abramos un camino?

No quiero caer en la cursilería ni en el buenismo, pues ya todos hemos vivido muchas elecciones, con promesas incumplidas y corrupciones encubiertas. Pero se puede sobrevivir al desamor, no dejando que entren terceros que tomen decisiones en nuestra relación, diciendo lo que queremos y no dando nada por sentado. Porque no basta con el sí quiero de aquel día, el verdadero amor se demuestra día a día. El verdadero amor no es votar cada cuatro años y si te he visto no me acuerdo. La buena política es cada día intentar hacer este mundo, esta sociedad, este pedacito que nos tocó, un poco más amable.

Sara Algaba

Coportavoz de EQUO Cádiz

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