“Los últimos años han estado faltos de lluvias a consecuencia del cambio climático, añadidos a la sobreexplotación de acuíferos y a la mala gestión del espacio natural, donde se ha apartado a todo aquel contrario a la especulación y a los intereses económicos de los oligopolios españoles. Doñana ya se ha convertido en almacén y pozo de gas al servicio de la industria energética, la más dañina en cuanto a emisiones de gases de efecto invernadero (GEI). Ya no queda vida en Doñana, tan sólo la ligada al ecosistema dunar, que ha ganado el espacio al bosque mediterráneo y a la marisma. No dio tiempo a despedirse de flamencos, espátulas, y garzas que antes visitaban el sistema de humedales más importante de Europa. El suelo está contaminado, las aguas son ácidas. Nunca se debería haber permitido la reapertura de Aznalcóllar.
La comarca de Doñana es la más pobre de España. Ya no queda rastro de la gallina de los huevos de oro, ya no se puede sostener el cultivo de la fresa. No escucharon a ecologistas y grupos políticos que alertaban hace tiempo que había que cambiar el modelo. Prefirieron a quiénes les mentían, les prometían que sería eterno y que cada año podrían cultivar más. Pero claro, a esas personas sólo les importaba su sillón. No les importaba nuestro bien común y el de las generaciones futuras”.
En 2017 soy consciente de que esta visión es futurista, dramática y desalentadora. Aunque los escenarios científicos, no es que lo sean menos.
Puede que este incendio lo haya cambiado todo. Puede que el haber tenido tan cerca la tragedia nos haya hecho abrir los ojos ante la fragilidad de la naturaleza; nos haya hecho ver la necesidad de blindar Doñana frente a las actividades de alto impacto; nos haya hecho reflexionar sobre nuestro modelo desarrollista basado en el crecimiento económico.
Doñana necesita una ley que renueve la suya de 1999, una ley de vanguardia en la protección y gestión de la naturaleza y que garantice su supervivencia hasta 2050. En este sentido ya nos manifiestamos en EQUO en el Congreso cuando llevamos nuestro plan para Doñana con el horizonte puesto en 2050. Este plan pondrá a Doñana y a Andalucía a la vanguardia de Europa, el lugar que merece.Ése que los gobiernos autonómico y estatal están impidiendo con sus políticas.
Este plan hará que Doñana siga siendo la maravilla natural que la llevó a ser protegida como Parque Nacional en 1969. Este plan pondrá en valor una gestión racional del agua, la apuesta decidida por la agricultura ecológica, eliminando pesticidas del entorno. Este plan pone de manifiesto la reconversión del modelo económico, haciendo hincapié en la apuesta decidida por las energías renovables, abandonando las energías carbonodependientes, liderando la lucha contra el cambio climático. Este plan pretende fortalecer la I+D en prevención de incendios forestales, gestión forestal y conservación de la biodiversidad, para que nuestro talento investigador se quede en casa. Este plan pretende que el turismo se haga con cabeza, porque a Doñana hay que ir, pero con respeto.
Si Andalucía no es la tierra del empleo verde que mira al futuro con esperanza es porque quiénes están al frente lo están haciendo mal. La buena noticia es que estamos a tiempo de cambiar el rumbo de Doñana y que en 2050 sea el espacio natural heterogéneo que nuestras generaciones futuras merecen.
Francisco Sánchez Molina
Coportavoz de EQUO Andalucía