Al César lo que es del César. El borrador de los Presupuestos Municipales presentado ayer por el alcalde de Jaén, Javier Márquez, y por el concejal de Hacienda, Manuel Bonilla, coge nuevamente el toro del déficit estructural, que ronda los sesenta millones de euros anuales, por los cuernos y da un nuevo paso para reducirlo, en esta ocasión en 30 millones de euros. Los ingresos ficticios que año tras año caían como una losa en forma de aprovechamientos urbanísticos y aparcamientos fantasmas comienzan a desaparecer. Quedan aún algunos, pero hay que reconocer que es la primera vez en cuatro mandatos que se pone remedio al disparate económico de las cuentas municipales en los últimos 15 años, que ha provocado que estemos a la cabeza en la deuda municipal española. Claro que a la fuerza ahorcan, pero también ahorcaban en el anterior mandato y se continuó brindando el cuello de los vecinos de Jaén sin pudor ni vergüenza política alguna. El concejal de Hacienda aseguró que en otros dos años el Ayuntamiento podría alcanzar el equilibrio financiero, algo que supondría hacer frente con mayor solvencia a la elevada deuda. Sin embargo, se siguen echando en falta las medidas que alivien esa carga, no solo en el Consistorio jienense, sino en otros muchos que se encuentran en situaciones parecidas a la nuestra. Desesperanzados, mientras tanto, la respuesta municipal es responsable.
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