Almería

Cerca del 30% de los hogares necesitan reducir el despilfarro alimentos, según Cosentino

El 70% de los que respondieron a la encuesta tienen un riesgo bajo de despilfarro y, entre ellos, un 49 % reconoce que cocina siempre recetas de aprovechamiento

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  • Grupo Cosentino. -

Cerca del 30% de los hogares necesitan mejorar sus prácticas para reducir el despilfarro de alimentos, según la encuesta sobre el Índice de Riesgo de Despilfarro de Alimentos (IRDA) realizada por el Instituto Silestone del Grupo Cosentino a 1.355 personas vinculadas a la gestión de alimentos en el hogar.

Los resultados de esta encuesta han sido presentados en los cursos de verano de la Universidad de Almería (UAL), durante la ponencia-taller “Despilfarro de alimentos en el hogar: evaluación del riesgo y prevención“.

La ponencia ha sido impartida por Maite Pelayo, microbióloga especializada en seguridad alimentaria, portavoz técnico del Instituto Silestone y la experta que ha diseñado la encuesta.

En este sondeo, en mayor o menor medida, todos los encuestados reconocen que llevan a cabo alguna práctica para evitar el despilfarro de alimentos en el hogar. En este sentido, los datos finales de la encuesta se reparten entre el Índice de Riesgo de Despilfarro Alimentario (IRDA) de nivel medio y de nivel bajo.

Cerca del 30 % de las personas encuestadas presentan un riesgo de despilfarro medio, por lo que necesitan mejorar sus hábitos y prácticas para conseguir reducir el desperdicio en sus hogares.

El 70% de los que respondieron a la encuesta tienen un riesgo bajo de despilfarro y, entre ellos, un 49 % reconoce que cocina siempre recetas de aprovechamiento, representando un porcentaje cinco veces mayor que los que tienen un riesgo de despilfarro medio (9,8%).

Las personas del grupo con riesgo medio de despilfarro son doce veces más propensas a tirar alimentos sobrantes a la basura (14,5 %) que las del grupo con un despilfarro de nivel bajo. (1,2 %)

Un 20 % de los encuestados reconoce no diferenciar claramente entre fecha de caducidad y de consumo preferente.

Según se desprende de los datos de la encuesta, para disminuir este riesgo de desperdicio se puede incidir en hábitos de compra, como el lugar en el que se realiza, la planificación de los menús, la elaboración de una lista, la consulta de las fechas de compra y evitar romper la cadena del frío.

También se puede actuar en los hábitos de conservación: ordenar por fechas los alimentos al almacenarlos, revisar los conservados en la nevera y conocer la diferencia entre fechas de caducidad y consumo preferente.

Algo que también se puede aplicar a los hábitos de consumo: practicar recetas de aprovechamiento y gestionar adecuadamente las sobras de los platos preparados.

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