No creo que si Joaquín López Bustamante (Valencia, 1961) no fuese tan buena persona podría escribir lo plasmado en
La Puerta Entorná (Libros de la Herida. Colección vivezas). Es fundamental, pues, tener un alma tan pura y limpia como la suya para transmitir en tres versos tanto mensaje. Lo conocí hace años por su programa en Radio Nacional de España,
Gitanos: arte y cultura romaní, que codirige y presenta desde al año 2012. Esa actitud pro activa con su cultura hace de él una persona admirable, pues no descansa ni un momento en aclarar dudas y conceptos si se tercia en una tertulia, más o menos popular o académica.
A estas alturas somos grandes amigos y vecinos en Jerez, no podría dejar de reconocerlo en un artículo de opinión como éste, aunque he de admitir que si no estuviera seguro de lo que digo, no lo escribiría. Joaquín pone de manifiesto en este libro que no es solo un magnífico comunicador, íntimo y verdadero, sino que, también, es capaz de crear poemas de incuestionable solidez y cargados de un sentido inefable. Es la perspectiva sentimental la que diseña la verdadera capacidad de unas letras que algunas se cantan solas y otras no siguen más ritmo que el que cualquiera le quiera dar.
En esta publicación que ya se presentó en la Fundación Caballero Bonald de Jerez, y ha pasado por la Peña Torres Macarena de Sevilla, la Venta de Vargas de San Fernando o la Feria del Libro de Utrera, con gran acogida de público, Joaquín cuenta con el respaldo de
Miguel Poveda y el escritor
Antonio Ortega como prologuistas, además de con la colaboración de
Patricio Hidalgo en las - expresivas- ilustraciones.
El primero de ellos expresa de forma contundente que con estos versos “me he reconciliado con la vida y he vuelto a creer en la belleza”. El segundo, el primo Antonio Ortega, a quien siempre aplaudiremos por sus labores divulgativas en el ámbito de la
gitanería y por su aplaudida novela La Zúa, advierte que el autor “sentencia, sugiere o reflexiona auscultándose a sí mismo”.
Derrama la esencia de su gitano corazón en capítulos como
Desamores,
Y si no es verdad…,
La culpa,
Romipen y
Secretos, dudas, promesas, añadiendo un bloque de
Tercios Prestaos en el que se inspira en algún verso escrito por referentes como Alberti, Bergamín o José Heredia Maya, con el cierre
Puerta de atrás.
Concluyendo, la tentación de empujar esta puerta es latente en una invitación constante de descubrir cada verso, cada poema, cada creación de quien mantiene el equilibrio perfecto entre lo intelectual y el amor. Joaquín es un gran poeta, es una gran persona. Lo demuestra esta cuidada y elegante edición que incluye estos versos: “La veleta mira al sur/ y yo siempre estoy mirando/ hacia donde miras tú”. Su léxico tiene compás, como el de unas palmitas sordas en una buena fiesta de la que todo el mundo quiere, y debería, participar.