El Estado de Alarma flaquea, en la quinta petición de su continuidad, porque algunos socios del gobierno se han retirado del apoyo al gobierno en la alarma, siendo el gobierno al que le dieron su voto de investidura. Bien es verdad que algunos lo hacen por mezclar churras y merinas, es decir, mesa de diálogo con el gobierno catalán con las condiciones del Estado de Alarma, como es el caso de Esquerra Republicana de Cataluña. Es el grupo más importante porque tiene trece representantes en el Congreso. La opción de otros, del valenciano Baldoví, de Compromís, la excusa de retirada de su respaldo al gobierno ha sido por la falta de financiación de la comunidad valenciana. El canario Quevedo, de Nueva Canarias, su distancia la explica por un pendiente plan de turismo para Canarias. Más churras y merinas.
La rica lengua española podía haber puesto en la boca de nuestros representantes, en el solemne pleno del Congreso de ayer, otras expresiones más contundentes. y entendibles por la ciudadanía. Pedro Sánchez o Adriana Lastra lo hubieran dejado muy claro para el pueblo español -incluido el catalán, el valenciano o el canario- si les dicen llanamente a estos diputados que confundían la velocidad con el tocino, que estaban liándose y confundiendo la magnesia con la gimnasia. Aún más, y bajando al barro, podían haber explicado al soberano (siempre el pueblo) que mezclaban el culo con las témporas.
Las otras variantes del debate se abren a interrogantes. Ciudadanos ha dejado al descubierto fundamentalmente al Partido Popular. Nuevamente se ha demostrado como partido útil frente a estrategias que no conducían a ninguna parte en tiempos del anterior líder, Rivera. Son sólo 10 escaños y se ha puesto en el centro del hemiciclo, sin ahorrar críticas al gobierno, pero ayudando a la solución, no a la confusión. La salud, lo primero. La incógnita de si se reconstruye el bloque de la investidura será tema de debate y conversación cada día en unos meses hasta que lleguen los presupuestos generales. Entonces se sabrá dónde acabará esto. Si en boda o en divorcio. Lo que va quedando palmariamente evidente es que los discursos de los ultras y los populares son ya idénticos. Sólo falta que les griten desde la calle Núñez de Balboa: ”¡Que se besen!” La salud, lo último.
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