Spanish coffee

Mr. Wopke

Hoy es uno de esos días en los que apostaría por una unión ibérica de España y Portugal con António Costa, el primer ministro portugués, a la cabeza

Publicado: 31/03/2020 ·
10:37
· Actualizado: 31/03/2020 · 10:37
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Autor

Juan Miguel Becerra Vila

Doctor en Pensamiento y Analisis Político. Consultor electoral y Director de SW Demoscopia

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Spanish coffee es un blog en el que el autor analiza la actualidad política del panorama nacional

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La situación del Gobierno en plena crisis de fallecimientos y contagios por coronavirus se antoja muy difícil. La responsabilidad de la gestión solo puede recaer en quien la tiene, lo que nos lleva a una parte de responsabilidad compartida de los 17 gobiernos autonómicos. Nadie en Europa hizo nada en enero cuando en Wuhan se encerró en sus casas a 11 millones de habitantes. Aquello sonó a cuento chino. Ni los think tanks europeos o españoles de derechas, ni los de izquierdas, ni las Universidades, ni los colegios científicos, ninguno publicó ni una mínima alerta. Así que la cosa llegó y aquí estamos culpándonos los unos a los otros.

Algunos en Holanda o en los Países Bajos -de europeísmo y de solidaridad- relacionan el ánimo distendido y a la relajada vida mediterránea con lo que nos sacude a españoles y a italianos. Hoy es uno de esos días en los que apostaría por una unión ibérica de España y Portugal con António Costa, el primer ministro portugués, a la cabeza. Costa ha tachado directamente de repugnante y mezquina la afirmación del ministro holandés de Finanzas, Wopke Hoekstra, que ha pedido que se investigue a nuestro país y a Italia por carecer de fondos para enfrentarse al coronavirus. Wopke es uno de los 5.000 hermanos remonstrantes que hay en Holanda. Que eso de la Hermanda Remostrante no lo conocíamos por aquí es obvio. Se trata de un grupo de fieles separados de la Iglesia reformada holandesa, a su vez alejada de Calvino,el mismo que ya se apartó en el XVI de la Iglesia Católica.

Wopke fiel a su estilo remonstante se ha alejado del espíritu europeísta y ha menospreciado gravemente la solidaridad, la mayor señal de identidad de la Unión. Y en política todos los movimientos tienen su precio, y su valor. Los datos de muertos por coronavirus en Holanda en las pasadas 48 horas la colocaban como el séptimo país del mundo con más fallecidos reportados. Uno nunca sabe si las desgracias se quedarán en casa del vecino y no llamarán nunca a su puerta. Donald Trump ha despreciado desde el primer día la importancia de la epidemia, la llegó a llamar el virus chino con un desprecio propio de su estilo, hoy USA es el primer país con mucha diferencia en número de casos. Solo el estado de Nueva York tiene tantos casos como Alemania.


La mayoría de los gobernantes del mundo parece que no han entendido aún que está sucediendo. La mayoría de los políticos españoles tampoco. Muchos andan aún enredados en Twitter en frívolas discusiones sobre la labor de unos y otros. La pandemia durará mucho más de lo que sabemos y cambiará el modus vivendi que conocemos. Parte del cambio ya lo estamos viviendo.

Epi-demia significa en griego “sobre el pueblo” y así llamaron los atenienses a la plaga del siglo V a.C. que asoló sus ciudades y diezmó su población. Los síntomas y padecimientos relatados magistralmente por Tucídides nos podrían resultar contemporáneos. Sobre el mismo pueblo está cayendo ahora esta nueva epidemia de coronavirus, no podría ser de otra forma. Los atenienses eran entonces los apestados y ahora lo somos los españoles y los italianos. Pero la pandemia de coronavirus perderá pronto su foco mediterráneo sobre Italia y España y se convertirá en un enorme problema mundial.

España e Italia saldrán muy dañados de esta crisis sanitaria y social pero la superarán antes que la mayoría de países y acabarán siendo el soporte de otros muchos países que necesitarán de nuestra ayuda y de la experiencia hospitalaria y del aprendizaje de nuestros sistemas. La vida es una lucha continua y los grandes infortunios como las epidemias y las guerras se repiten indefectiblemente al cabo de varias generaciones. La historia de la humanidad apenas ha cambiado en sus ciclos. Lo que algunos esperaban no es que la vida y la historia no sean cíclicas, sino que la falta de empatía y de humanidad no termine de arreglarse nunca, ni siquiera en las mayores desgracias. Lo dicho

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