Álamos es sinónimo, en nuestra comarca, de lucha por los derechos de las personas con discapacidad física y sensorial. Hoy conversamos con su presidente, Manuel Arjona.
¿Cómo calificarías el momento actual en el que se encuentra la asociación y cuáles son los principales problemas a los que os enfrentáis habitualmente?
-Nuestra asociación en este momento y en relación a socios y amigos está fuerte, de hecho creciendo, en parte debido a la crisis, pues las personas que antes se defendían por si solas, tanto laboral como socialmente ahora se sienten más vulnerables, más solas y con menos esperanzas, lo que da lugar a que se dirijan a nosotros en busca de apoyo. Esos son parte de los problemas con los que nos encontramos diariamente. La imposibilidad de solucionar la falta de empleo y el cierto abandono al que nos enfrentamos por parte de algunas instituciones públicas: descenso de subvenciones, lo que conlleva a su vez falta de medios, tanto económicos como personales. Como solemos decir, la gente tiene que comer y el voluntariado esta buscándose la vida.
¿Cuál es el perfil medio de las personas que se ponen en contacto con la asociación y qué suelen demandar?
-El perfil de las personas que contactan con nosotros ha cambiado últimamente y son más mujeres que hombres las que llegan en busca de información o algún tipo de formación que les ayude a acceder al mundo laboral.
Los últimos años de crisis, ¿cómo han afectado en materia de integración e inserción para las personas con discapacidad?
-Una cosa va ligada a la otra, haciendo que lo que nos demandan y en lo que nos afecta la crisis a veces se solapen. Entendemos que la crisis es generalizada, pero como siempre afecta más a los más débiles. El recorte en ayudas a las personas con discapacidad deteriora su vida en todos los sentidos. Se paraliza su integración tanto laboral como formativa lo que al fin y al cabo era la puerta de entrada a la sociedad “normalizada”. Y el recorte a las asociaciones repercute por supuesto en las personas con discapacidad, pues como decía anteriormente, nos obliga a prestar menos servicios de los que quisiéramos.
A nivel de nuestra ciudad, ¿qué avances dirías que se han logrado en los últimos años en relación con el colectivo que representas y qué crees que falta por conseguir?
-A nivel de Alcalá, siendo sincero, hemos conseguido cierta implicación por parte de nuestro ayuntamiento, con apoyos puntuales pero necesarios para nuestra asociación. Y con respecto al colectivo con discapacidad hay que reconocer que contamos con una apuesta clara por el empleo y una confianza que se ve en todos los sectores públicos. A nivel privado la implicación es mucho menor, quiero pensar que por desconocimiento. Aprovecho el escenario que me prestas para invitar a los empresarios alcalaínos a que visiten nuestro sede o el centro CAPI que nuestra asociación gestiona, donde podrán informarse tanto de nuestras capacidades como de los beneficios económicos que supone nuestra contratación. Esto quizá los anime más.
Por último, ¿qué ventajas puede obtener cualquier persona con una discapacidad física o sensorial por la pertenencia a vuestra asociación?
-Las ventajas de pertenecer a nuestra asociación son claras. La primera es la posibilidad de relacionarse con personas con sus mismos intereses y necesidades. A esto se añade el asesoramiento y el apoyo en todas las materias que crean necesarias y que desde aquí podamos ofertar : formación, acompañamiento a empresas, redacción de currículos, gestión de vacaciones subvencionadas, solicitud de certificados de discapacidad... Y sobre todo hacer llegar su voz a todas las instituciones tanto locales, autonómicas, nacionales y europeas, gracias a que nuestra asociación pertenece a federaciones capaces de representarnos a esos niveles.
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