La Esperanza se impone a la lluvia en el Martes Santo alcalaíno

Publicado: 12/04/2022
La Cofradía de Nuestro Padre Jesús en la Oración en el Huerto de los Olivos no falta a su cita, pese a realizar un recorrido reducido por La Tejuela
La salida procesional de este Martes Santo en Alcalá la Real será recordada no solo por ser la del regreso de uno de los momentos más auténticos de la Semana Santa alcalaína, tras tres largos años de espera, sino también por haber sido un canto a la perseverancia. Y es que a las ocho de la tarde, hora en que inicialmente estaba prevista la salida de los pasos de la Cofradía de Penitencia de Nuestro Padre Jesús en el Huerto de los Olivos y María Santísima de la Esperanza, una fina llovizna caía sobre Alcalá la Real. Sin embargo, lo que en otros tiempos hubiese marcado, tal vez, la renuncia a procesionar, en este caso solo supuso una postergación del horario de salida, que se retrasaba a las nueve de la noche. Y es que las consultas del radar de lluvia ofrecían expectativas más o menos sólidas de que, a esa hora, remitiera la ligerísima lluvia.



En torno a las nueve una gran muchedumbre se había congregado en torno al Compás de Consolación y el Paseíllo de la Mora. Y es que había muchas ganas de volver a ver a “La Esperanza” tras tanto tiempo de renuncia debido a la larga epidemia. Pero la cosa aún no estaba del todo clara. El aspecto del cielo no era precisamente prometedor. Había que esperar un poco más. No obstante, la situación se fue aclarando y a eso de las nueve y media, el paso de Nuestro Padre Jesús en la Oración en el Huerto franqueaba el pórtico de Consolación. Un momento lleno de emoción al que asistieron las cientos de personas arremolinadas en el Compás, haciendo pasillo a la comitiva procesional, que, finalmente, ante la incertidumbre de la noche, y por decisión de la Cofradía, optaba por un recorrido en formato reducido, saliendo hacia la calle Santo Domingo de Silos, para seguir por Antón Alcalá, Guardia Castellano, Tejuela y regreso al templo.



Minutos más tardes era el paso de María Santísima de la Esperanza el que abandonaba la iglesia de Consolación. La “levantá” era vivida de forma muy intensa por los presentes, antes de iniciar un recorrido que, aunque breve, ha conservado lo más genuino de este Martes Santo alcalaíno.

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