Sí, esa fue mi admiración y respuesta a la noticia del pasado 9 de julio, con el fondo iluminado del acceso de la A-49 a ese nudo como es San Juan del Puerto, allí donde el ministro de marras nos sigue tomando el pelo con el desdoble de las travesías (¿) de Trigueros y Beas, ya que este marrón chapucero de una carretera de tanta envergadura y que infracomunica a Huelva con esa Extremadura que harta por lo visto de eso, tantas tomaduras de pelo, llegó a gestionar su emancipación, o que es lo mismo, se coalicionó con Huelva y, entre otras mejoras generar un acceso directo y más que lógico al Puerto de Huelva y no recurrir al país vecino para una salida que la mismísima naturaleza se la pone a huevo, como diría mi amigo pacense de refugio playero en La Antilla de mis amores…
La noticia, textualmente, no es otra que “el enlace de las carreteras A-494,A-472 y A-5000 que da acceso a la localidad de San Juan del Puerto presenta ¡ya! -la admiración la pone un servidor un tanto alterado, como es de suponer- su nuevo alumbrado, recientemente reparado por la Delegación territorial de Fomento, Articulación del Territorio y Vivienda a través de una intervención cuyo coste ascendió a 36.088.18 euros …” Sí, admiración y sorpresa al principio en la creencia de que se trataba de la A-49, aunque la realidad es que todo ese tramo viene a suponer tres salidas-entradas para ir a San Juan del Puerto, continuar hacia Extremadura, y hacia la A-49 y Palos de la Frontera y Moguer. Sí, porque un tanto maliciosamente pensé que aquello era en alguna medida la respuesta a las incógnitas que planteaba a la Subdelegación del Gobierno, desde hace tiempo algo preocupada por este tristemente paradógico asunto de las comunicaciones dependientes de Madrid, que por lo visto no hacen otra cosa que mirar hacia otro lado.
Sí, hacia otro lado porque en la reciente ocasión a la que me refiero dejé bien claro que la todavía reciente titular había tomado más conciencia que su antecesora en este lamentable asunto, ahora que Madrid ha mostrado su verdadera cara condenándonos a una espera de un cuarto de siglo -¡pero qué bestialidad!, que diría el ministro del Ramo- y dando pie a una no menos lamentable seriedad por cuanto lo que la señora subdelegada hizo en su nombre todavía estamos esperando se cumpla, a lo mejor, a lo mejor, aprovechando la casi segura estancia vacacional de su gran jefe al olor a naturaleza y mitología del Palacio de las Marismillas en ese Parque Nacional de Doñana que nos tiene condenados a la incredulidad, porque a nadie le pasa desapercibido que precisamente por culpa de sus reservas subterráneas de agua, pinos, ciervos, tortugas, jabalíes e intocables linces de marras, parece un pecado mortal el hecho de suspirar por esa carretera litoral que hace un montón de años pusieron los almonteños sobre la palestra y que el paso de una república a otra dejó en el traste…
¡Ay! Mis sufridos lectores, empezando por los de la capital, que desde hace ya no sé cuántos años circulan por las rondas norte y este como si Endesa nos hubiese cortado la luz por falta de pago. Sí, me cuesta trabajo creer que en la Subdelegación del Gobierno no pidan explicaciones a la antaño Demarcación de Carreteras de la avenida de Italia por qué esta algo más que anomalía en un servicio tan esencial y, paralelamente -ojo al dato también el Ayuntamiento y la Delegación Territorial de Salud- a la vía de servicio, cuya iluminación sí funcionó hasta también hace varios años y quedó a oscuras por el tan manido robo de cables -¡ay!, la economía circular- que curiosa y paradógicamente denuncié en su momento al sorprender a los autores in fraganti y comunicar la incidencia a la Policía Local. Y por lo visto nadie sopesó que esa vía es el acceso obligado (¿) al hospital Vázquez Díaz y Aspapronias… No solo carece de arcenes, además, y ni siquiera de paradas. ¿El Consorcio y/o Emtusa, no?
La verdad es que al menos nos encontramos como una actuación de rango menor y a cargo de la administración autonómica y a cuyo titular tengo que felicitar porque soy consciente de que si la A-49 estuviese en sus manos otro gallo cantaría. El ejemplo lo tenemos en el canijo puente sobre el Odiel, y volviendo al asunto de marras ya está parcialmente iluminado el acceso Lepe-Oeste, algo ciertamente contradictorio cuando a estas alturas continúan paralizadas las obras de ese kilómetro y medio necesario para llegar al tristemente famoso Chare de Lepe, un vivo ejemplo de aquel refrán de empezar la casa por el tejado. Sí, señora subdelegada, que lo del AVE le ha permitido salir a la palestra, pero que usted puede pasar a la historia si, al menos, consigue la ¿prometida? visita del señor que dice muy poco de su apellido (¿). ¡Ah! Y que curiosamente lo único que se ha hecho en ese acceso es iluminar autónomamente una glorieta, y que los demás se las avíen como puedan… ¿No?