Sí, después de Almería, y como sucede con la Lotería Nacional, y como si fuese el reintegro, después de tantos años de promesas y/o más que descarados engaños, los pronósticos más optimistas señalan que empezará a contar la cuenta -4 años- a la vista, dicen, de cómo piensan y cavilan donde cuecen todo lo relacionado con el AVE y demás comunicaciones, para que el ya mítico AVE tenga su sitio en El Matadero. Sí, en El Matadero, porque a estas alturas y por estos pagos no existe la más mínima ilusión por poner nombre (¿?) a las nuevas instalaciones ferroviarias de la que empezó llamándose avenida de Cádiz. Sí, da cierto repeluco pensar que aquella avenida -de la que nunca más se supo nominativamente escribiendo- iba a llevarnos a la vecina y entrañable Cádiz, con la que tantos lazos nos unen…
El otro día -leo en un periódico sevillano- “los representantes de la Mesa en Defensa del Ferrocarril de Almería -eso se llama nombrar a las cosas importantes por su nombre- han solicitado a la ministra de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana que les haga llegar una ‘hoja de ruta con certezas’ -eso se llama tenerlos bien puestos- que genere la confianza suficiente para asegurar que la ciudad quedará conectada con Murcia a través de la Alta Velocidad en 2026 conforme a los compromisos del Ejecutivo”.
Las cosas así, me gustaría que el PSOE de Huelva hiciese lo mismo que han hecho en Almería los miembros de la plataforma ciudadana que mantuvieron –leo- una reunión con la ministra en la sede de los socialistas almerienses durante su reciente visita a la provincia y, como es lógico, han reconocido el” impulso” que en estos seis meses han recibido las obras, por lo que han animado a la representante del Ejecutivo a que “se mantenga”. La Mesa en Defensa del Ferrocarril de Almería -que saben como hacer las cosas y decir las cosas como son- considera además que ante el avance de estos trabajos -tomen nota por aquí unos y otros- y conforme al compromiso del Gobierno -tomen nota- es también el momento de darle un nuevo impulso a la redacción del proyecto constructivo de la conexión entre Almería-Granada.
Sí, ¡caramba con los almerienses! Que durante tantos años eran comparados con Huelva por aquello de ser el rincón más alejado de la Puerta del Sol. ¡Qué cosas! Sí, cuanto de amor propio hacia la tierra, y Huelva ¿qué? La verdad es que Huelva ha perdido demasiados trenes y existe desde Madrid la habilidad necesaria para distraer o seguir distrayendo la atención con el Mito Doñana, y mientras allí, en Almería -tan lejana y entrañable como el resto de Andalucía- han mostrado su interés en que el Gobierno “comience a trabajar en las expropiaciones de terrenos y demás tareas de tipo administrativo de cara a contar con una conexión competitiva que reduzca los tiempos de viaje por debajo de la hora y media”.
Las comparaciones entre ambas capitales no pueden darnos una visión real del abandono que sufre esta desesperante sinrazón que propicia Madrid a Huelva, sumisa como siempre y con hitos de esperanza de que algún día el AVE llegará. Sí, porque unos y otros -ya me entienden- suelen conformarse y consolarse y todavía no existen visos de que, como en Almería, ya lo tengan todo atado y más que atado. Las comparaciones no suelen ser demasiado precisas, pero en este caso estamos hablando de Andalucía y donde los que tienen padrinos -ya me entienden- no solo disponían antes de Alta Velocidad, sino que ahora tendrán también AVE. ¡Vaya lujo! y ¡Vaya padrinos! que tienen en Málaga, ¿me entienden?
Bueno, y por si fuera poco, los almerienses no descartan mejorar las cercanías y siguen apretando botones, algo que en lo que se refiere al histórico Huelva-Zafra es noticia de vez en cuanto en lo concerniente a la colocación de traviesas y más traviesas… De electrificar, nada de nada. Aquí somos más modestos y nos conformamos con tan poco que esa indispensable mejora no merece la pena por cuanto las perspectivas del ferrocarril por esos predios solo afecta a las mercancías. La única esperanza es que a los portugueses les hierva la sangre y se adelanten con el AVE, momento en el que aquí a lo mejor empiezan constituyendo una Mesa en Defensa del Ferrocarril como con tanto arrojo nos ejemplarizan los almerienses. ¡Qué pena no tener Mesa ni siquiera padrinos!
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