Me rindo ante las habilidades del nuevo actor de la política española y andaluza: Vox. Siento si a alguien molesto, pero desde el estricto análisis de la estrategia política son los dominadores del tablero, los putos amos como dirían las jóvenes generaciones a las que han captado en un gran porcentaje. Nadie puede con la rapidez de movimientos, el impacto de los mensajes y la inteligencia expansiva de esta formación. Antes no buscaban ganar los debates, pero si elegirlos y marcar los tiempos. Esta virtud ya se les ha quedado pequeña porque ya lo condicionan casi todo en la vida pública: la agenda política, la reacción de sus adversarios, y, en adelante, incluso, el camino para la recuperación económica.
Para que nadie se me cabree más de la cuenta, aclararé que repudio algunos de sus métodos -por cierto, no exclusivos de Vox-: que descansen sus mensajes en estadísticas falsas o medias verdades, que insulten, que veten y encasillen a periodistas, que intoxiquen con barbaridades, ganchos populistas o imágenes nostálgicas del pasado reciente más oscuro. Estoy en las antípodas de sus postulados ideológicos, económicos, históricos y sociales, pero ¿quién puede discutir que en las últimas semanas solo se hable en España de lo que quiere Vox? No solo por sus méritos, también por los defectos y complejos de los demás.
Son unos máquinas como demuestra que en medios y redes sólo predominan las publicaciones sobre manifestaciones convocadas o alentadas por Vox, las caceroladas, la apropiación de la bandera, las agresiones de algunos desalmados, la deriva radical del PP emulando al partido que tienen a la derecha, cómo Cs intenta desmarcarse de la foto de Colón aunque en algunos territorios rindan pleitesía a Abascal, si está ultimando un golpe de Estado y otras tantas cuestiones que han dejado en un segundo plano, por ejemplo, el hito social del Ingreso Mínimo Vital.
Y en Andalucía ¡equilicuá! Votaron en contra de la Comisión de Reconstrucción para presidirla. Jugada maestra. Jaque mate al PP y Cs que no quieren perder la mayoría en la comisión, pero, con la marcha del Partido Socialista, el presidente Moreno cosecha un fracaso personal. Y que no piense el PSOE que se va de rositas, porque, aunque no reparto culpas al 50%, un partido de gobierno pierde imagen e influencia si se excluye de la recuperación de Andalucía.
Así las cosas, al resto de formaciones les diré: Vox os gana a todos por goleada y encima pensáis que no pintan nada en el partido. A este paso veo a Vox ganando la Liga más pronto que tarde.
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