Una campaña de ideas y de propuestas, no de ofensas ni de insultos. Es el propósito de toda formación política cada vez que arranca una contienda electoral. Sin embargo, al mismo tiempo, pasa a convertirse de manera irremediable en la primera promesa que incumplen. Lo podremos comprobar en las próximas semanas. Salvo sorpresa mayúscula, los candidatos y sus equipos primarán el desgaste fácil del adversario antes que armar un discurso propositivo que entusiasme al electorado en torno a sus programas. Al final, la ecuación es sencilla: todos contribuirán a que el ciudadano crea que elige al menos malo, no al que mejor representa sus intereses, inquietudes y demandas.
De esta dinámica han manifestado que quieren huir el presidente y el vicepresidente de la Junta de Andalucía. Juan Manuel Moreno, del PP, y Juan Marín, de Cs, han expresado su deseo de “encapsular” al nuevo Gobierno andaluz de la onda expansiva de las elecciones. También dudo de que lo consigan vistos los precedentes de las últimas semanas en las que el insulto se ha erigido en el Rey del discurso político en Andalucía. Solo pondré algunos de los muchos ejemplos que han retumbado en nuestros oídos días atrás.
Francisco Serrano (Vox) a Antonio Maíllo (IU y Adelante Andalucía) -“Panchabragas del feminismo y progre millonario”. Benito Morillo, a los partidos y asociaciones memorialistas: “Buscadores de huesos”. Maíllo a los diputados de Vox: “Jetas, patriotas del taco y macarras de colegio que solo saben amenazar”. Dirigentes del PSOE a Vox: “Machistas, xenófobos, racistas, inhumanos y homófobos”. Pablo Pérez Ganfornina, de AA a Vox: “Fachas y sinvergüenzas”. Santiago Abascal al PP andaluz por la Ley de Memoria: “Derechita mentirosa”. La consejera de Igualdad y Políticas Sociales, Rocío Ruiz, al PSOE sobre Dependencia: “Han demostrado una falta de humanidad que da vergüenza”. Sergio Romero, portavoz de Cs a los socialistas: “El PSOE en Andalucía ha cometido los 7 pecados capitales de la política: se ha gastado el dinero de los andaluces con gula, ha usado tarjetas con lujuria, ha gobernado con soberbia, ha pensado sólo en los sillones por avaricia, ha hecho la vista gorda con la corrupción por pereza, y ahora, está haciendo la oposición con ira y envidia”. Moreno a Vox, por comparar a Salvamento Marítimo con un servicio de taxis: “Muy desleal, error garrafal”. Susana Díaz y otros dirigentes del PSOE a Moreno porque no asistirá al pleno del Parlamento andaluz hasta el mes de mayo: “Acto de cobardía sin precedentes, vergüenza absoluta”.
Con esta retahíla de descalificaciones -aunque algunas estén más que justificadas-, ¿alguien apuesta un colín a que el insulto será de nuevo el rey de las campañas?
Envía tu noticia a: participa@andaluciainformacion.es
