Han pasado cinco días desde que falleció José Pedro Pérez Llorca, el padre andaluz y gaditano de la Constitución. De su figura y contribución se han dicho y escrito muchas cosas: su aporte constitucional, su sentido de Estado y su devoción por el arte, pero poco se ha subrayado de su preocupación por el futuro de Cádiz, su tierra, presente siempre en sus pensamientos. Lo demostró hace dos años cuando aceptó participar en la campaña Soy de Cádiz, impulsada por la Diputación gaditana, que tuve la suerte de dirigir para proyectar los ejemplos de sacrificio y éxito de 21 paisanos de excelencia en distintas disciplinas para que se convirtieran, aún más si cabe, en verdaderos espejos de autoestima en los que se inspiraran los gaditanos para lograr sus sueños.
En la entrevista que le hizo el periodista Fernando Santiago -su amistad con Pérez Llorca fue capital para que prestara su tiempo, imagen y mensajes-, el jurista hizo un certero diagnóstico sobre Cádiz que aproveché para arrancar la introducción del libro-dvd Soy de Cádiz. Basado en su análisis y el de sus compañeros excelsos, expliqué que Cádiz se enfrenta a su mayor flaqueza en la virtud que más valora. Es una tierra maravillosa para vivir, disfrutar de su clima, saborear su naturaleza, levitar en sus rincones, enriquecerse con su historia y empaparse de la sabiduría y el talento de sus gentes. Sin embargo, residir en este vergel de bendiciones sume al gaditano en el equivocado convencimiento de que es un privilegiado que, a cambio de este edén de duendes, debe asumir sin displicencia que puede adolecer de oportunidades para prosperar profesionalmente. Contra esa creencia se rebeló Pérez-Llorca: “Es necesario cambiar la mentalidad de los gaditanos, que somos muy felices con poco. En el equilibrio humano es fundamental, pero no es el dinamizador de una sociedad”. Convencido de que el futuro aguarda oportunidades, abrió puertas a la esperanza: “Cádiz va a salir adelante, tiene que salir adelante. Tiene cosas muy buenas, ofrece una serie de ventajas y unos alicientes enormes. Y tiene una buena imagen en España y fuera de España” Y concretó algunas de sus apuestas, como acondicionar el puerto de Cádiz para revertir su decadencia y que pueda competir en el comercio marítimo de mercancías y turistas. Finalmente, se abrió en canal cuando, desde Madrid, describió su relación con el terruño: “Yo soy de Cádiz, cada vez más en todos los sentidos. He sido fiel a mi manera a la ciudad a la que le debo mucho. Igual que, para mí, ha sido bueno ser de Cádiz, espero que los gaditanos hagamos que las cosas sean buenas para Cádiz”.
Era el sueño de Pérez-Llorca sobre Cádiz. Luchemos porque se cumpla.
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