Acento andaluz

Sangre helada

Me espanta, por encima de cualquier cosa, cómo estamos ya completamente anestesiados ante la tragedia migratoria que ha convertido nuestras costas...

Publicado: 06/05/2018 ·
22:50
· Actualizado: 06/05/2018 · 22:50
Autor

Fernando Pérez Monguió

Presentador de 'Acento Andaluz' en 7 Televisión y jefe de informativos de la Cadena SER Andalucía

Acento andaluz

Fernando Pérez Monguió analiza en este espacio la actualidad andaluza, con fibra progresista y corazón social

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Si no fuera por los formidables ejemplos de movilización que están demostrando mujeres de todas las edades y condición, y los pensionistas de este país, no tendría ninguna esperanza en la respuesta social española ante ignominias que empiezan a ser asumidas con insultante naturalidad. Me espanta, por encima de cualquier cosa, cómo estamos ya completamente anestesiados ante la tragedia migratoria que ha convertido nuestras costas en un macabro escenario fúnebre. En no pocas ocasiones, me he referido al profundo estómago del Estrecho y del Mar de Alborán como una metáfora de las vidas e ilusiones engullidas en esas travesías en las que los inmigrantes juegan a la ruleta rusa con sus vidas. Pues bien, esta ruta migratoria a España se ha convertido en la más letal del mundo. No es una afirmación gratuita o impostada. Está sustentada en cifras escalofriantemente confirmadas. En lo que llevamos de 2018, han fallecido 217 personas, una de cada 29 que lo ha intentado. Son los datos comprobados, peroes imposible dimensionar el alcance de esta verdad dramática de la que nunca llegaremos a enterarnos.

Con todo, no debemos obviar que algunos expertos en flujos migratorios avisan de la ecuación simétrica que comparten las incautaciones de droga y los inmigrantes que llegan. Esto es, si cuanto más hachís o cocaína decomisan los cuerpos de seguridad del Estado, más fardos de estupefacientes se supone que entra por nuestras costas, pues debemos aplicar también la misma proporción al fenómeno migratorio: cuantos más inmigrantes llegan, más se han ahogado. Hay muchas razones que explican que Andalucía ostente este dudoso honor: el cambio de las rutas migratorias, pateras más endebles que se deshacen a las pocas horas de navegación, embarcaciones que parten de Marruecos sin el combustible suficiente, e inmigrantes cada vez más desesperados que no aguardaron a que pasaran los tardíos temporales de este año para incrementar sus posibilidades de navegación exitosa.

Hay personas mucho más preparadas que quien firma esta columna semanal para hablar de estas posibles causas. A ellos les corresponde. Lo que sí pretendo llamar la atención es sobre la escasa sensibilidad que les estamos dedicando a estos muertos que valen menos que otros muchos. Sin ir más lejos, esta semana hemos pasado de puntillas sobre los 217 inmigrantes ahogados o desaparecidos en solo cuatro meses, mientras que hemos inundado los medios de comunicación de relatos y testimonios de los familiares de las 184 víctimas andaluzas de ETA durante décadas de horror. Esto último era lo justo y oportuno. Pero, ¿no son injustas también las muertes migratorias como para recordarlas o es que tenemos la sangre helada?

Posdata: Quedan 604 días para que finalice el injusto peaje de la AP4.

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