Se acabó el seguidismo ideológico de la patronal andaluza. En ocasiones, nada sutil, rozando la obscenidad. No hace mucho tiempo, la Confederación de Empresarios de Andalucía (CEA) manoseó su respetable afinidad partidista con sonoros zurriagazos a los gobiernos socialistas o de izquierdas, fueran nacionales o autonómicos, mientras intentaba compensar con pellizquitos de monja decisiones perjudiciales de los ejecutivos centrales del PP. Hay numerosos ejemplos en el pasado que confirman esta desnivelada balanza de críticas, pero los procederes han cambiado con la actual dirección de la CEA.
Tras ser reelegido por aclamación como presidente de esta organización, Javier González de Lara abogó por desterrar estereotipos, tópicos y “visiones ideologizadas” que identifican al empresario andaluz como un tipo arrogante y sin escrúpulos, casi caricaturizado como el antiguo señorito de barriga y fumador de puros que poco menos que sigue entonando el ‘Cara al sol’. Nada más lejos de ese estigma, como bien repite con una frase lapidaria el presidente de la patronal para desmontar esos clichés: “No hay nada más progresista que ser empresario y crear empleo”.
Muy poco tiempo ha tardado en demostrar que no son palabras vacuas,al criticar con una dureza sin precedentes los Presupuestos Generales del Estado para nuestra tierra. “Partidas insuficientes”, “agravio”, “discriminación”, “Andalucía merecería una mejor suerte” y para rematar “discriminación con una comunidad que es más país que otros que se sienten país”. De esta manera, priorizó el compromiso hacia su tierra a cualquier ascendencia política, al tiempo que introdujo una novedad en el ritual de valoraciones en las antípodas que siempre protagonizan los partidos en los presupuestos de unos y otros. No estamos, con todo, ante una excepción. La Federación de Empresas de la Construcción (Fadeco) lamentó meses atrás la “raquítica” obra pública del Estado en Andalucía. Y flanqueando ahora a González de Lara, los empresarios de Almería, Granada y el Campo de Gibraltar, entre otros, por el olvido del AVE a estas dos capitales y de la Algeciras-Bobadilla, el paradigma de unos PGE que marginan estas obras y que no reconocen el peso poblacional andaluz, con 42 euros por habitante menos que la media nacional y con 6 de las 8 provincias andaluzas a la cola inversora del país.
La última defensa de Andalucía la ha firmado el vicepresidente de la CEA y presidente de los empresarios gaditanos, Javier Sánchez Rojas, quien ha avisado al Gobierno central que actuarán con “beligerancia” como ceda ante las presiones de las concesionarias de autopistas y amplíe el peaje de la AP4 Sevilla-Cádiz, que concluye a finales de 2019 -quedan 632 días-, recogiendo una vez más el testigo de su antecesor Miguel González quien tildó este peaje eterno como “un impuesto revolucionario”.
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