En los años más severos de la crisis, el malestar ciudadano señaló a los políticos como los chivos expiatorios de casi todos los males socioeconómicos que sufría la población española. Tanto es así que caló, como una onda expansiva que trascendió de las ideologías de cada uno, el cántico más identificativo del movimiento 15-M: “No nos representan”, sustentado en la percepción de los indignados de que los políticos no resuelven los problemas de la gente, sino que son parte del problema. En esta creencia hay toneladasde demagogia populista, pero también se agarra en el asidero de demasiados ejemplos de políticos que han gestionado de espaldas al pueblo y a sus necesidades. Siempre hay excepciones notables: políticos que gestionan y que resuelven problemas. Los cubanos los definen como los resolvedores, los británicos como los troubleshooter, e incluso las prestigiosas universidades americanas de Harvard e Stanford destinan cursos en sus facultades de Ciencia Política para formar resolvedores de problemas.
Frente a una nómina ilimitada de políticos ineficaces, sobresalen con luz propia los resolutivos, a los que se les conoce por sus hechos y no por sus mensajes o promesas. En este escenario, acotado a unos pocos, oportuno es destacar el arranque fulgurante del consejero de Cultura de la Junta de Andalucía, Miguel Ángel Vázquez. En solo 7 meses, ha logrado desatascar trascendentes asuntos tan enquistados como la vuelta del Legado Lorca a Granada o el proyecto de las Atarazanas en Sevilla. En su hoja de servicios puede esgrimir también la inauguración del Museo Íbero de Jaén, la digitalización de la obra de Miguel Hernández, el Año Murillo en Sevilla, el impulso de varios museos (De Camarón en San Fernando, del Flamenco en Jerez y del Carnaval en Cádiz), la aprobación del proyecto de Ley del Cine, el estudio de la Ciudad del Cine en Almería, el traslado del Museo Arqueológico de Huelva al edificio del Banco de España o el estreno de la iluminación nocturna de Medina Azahara en Córdoba a unos meses de que pueda ser encumbrada como Patrimonio Mundial de la Humanidad.
A esta lista de asuntos resueltos o en camino de, solo cabría poner un reparo: salvo por contadas publicaciones en redes sociales, el perfil más político de Vázquez está difuminándose. Ahora bien, con el paso de tiempo, se le juzgará por su gestión, no por su perfil político. Y nunca podrán acusarle de ponerse de perfil, como sí a otros consejeros que recelan de los muchos titulares que acapara gracias a su fructífero trabajo.
Posdata sobre la AP-4: Quedan 716 días para que finalice el injusto peaje de la autopista Sevilla-Cádiz.
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