‘Días de fuego, años de humo’

Publicado: 01/10/2017
La incapacidad de los pigmeos que nos gobiernan ha despertado los peores fantasmas y demonios del pasado que creíamos desterrados...
¡Ojalá me equivoque!, pero el incendio o, mejor dicho, las llamaradas teledirigidas que se han cruzado entre Cataluña y el resto de España en los últimos días han generado una espesa y tóxica capa de humo negro que no se disipará en mucho tiempo. El vaticinio pesimista que me corroe encuentra su mejor definición en el título que el escritor cubano Duanel Díaz Infanteeligió para un libro en el que recogió en 2014 ensayos sobre la Revolución cubana: ‘Días de fuego, años de humo’.

La irresponsabilidad política de nuestros dirigentes -algunos más que otros, pero de todos en mayor o menor proporción- ha provocado una fractura social que costará restañar. La incapacidad de los pigmeos que nos gobiernan, que situaron a un pueblo ante el precipicio mientras otros escondieron su incapacidad únicamente en las leyes que nos rigen, ha despertado los peores fantasmas y demonios del pasado que creíamos desterrados para siempre.

Las demostraciones de hispanofobia han sido múltiples: “España nos roba, nos controla, nos invade, nos oprime y coarta nuestra libertad y derecho a decidir”. Son algunos de los mensajes que los políticos independentistas han logrado que buena parte de la ciudadanía catalana inocule y propague como un lanzallamas de odio no sólo contra los madrileños, andaluces o valencianos, sino contra sus propios familiares, amigos o parejas que no comulgan con el separatismo.  Ahora bien, hagamos examen de conciencia y analicemos la catalanofobia que hemos alimentado desde el resto de territorios. ¿Quién no ha recibido invitaciones para que no compremos productos catalanes;para que saquemos nuestro dinero de La Caixa; para que llamemos a la sede de los partidos soberanistas y gritemos ¡Viva España!; para que difundamos imágenes comparando a los catalanes con los nazis, o para que nos riamos con las mofas de los peinados de Puigdemont y Ana Gabriel y el físico de Junqueras? ¿Quién no ha visto el terrible video del PP denunciado la hispanofobia catalana, al estulto dirigente popular que invitaba a los cuerpos de seguridad del Estado a repartir “hostias como panes” a los independentistas o a los descerebrados que despidieron a la Guardia Civil que se desplazó a Cataluña como si fueran tropas que se van a la guerra con arengas tan tristes y ofensivas como ¡A por ellos!?

Lo dicho, a los días de fuego, seguirán años de humo. Desde hoy, a los políticos hay que exigirles que cumplan con su obligación y tiendan puentes. Y a todos los españoles nos queda la responsabilidad de reconquistar sentimientos de hermandad. Ahí va mi modesta aportación: ¡Cataluña, catalanes: os admiro, os respeto y os quiero con nosotros! n

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