Andalucía no tiene dinero porque no le dan su dinero y porque además renuncia a otros dineros. El presidente de la Junta, Juan Manuel Moreno, lanzó la voz de alerta la pasada semana cuando espetó que su gobierno ha llegado al tope de su capacidad financiera en los servicios públicos fundamentales, es decir, que no tiene más recursos para la deficiente sanidad pública, para la cuestionada educación y para la criticada dependencia. Sin dinero para intentar mejorar tres pilares básicos para la convivencia de una sociedad solidaria, igualitaria y protectora de su ciudadanía.
No hay dinero y, sin embargo, miles y centenares de millones de euros dejan de venir a Andalucía porque la Junta o el PP nacional están frenándolo. El Gobierno andaluz no acepta la quita de un gran porcentaje de los 25.000 millones de deuda autonómica porque a Cataluña le perdonarían más dinero y ahora no aceptaría el fondo de nivelación transitorio por 1.500 millones de euros anuales que lleva tiempo reclamando en virtud del dinero que pierde al año nuestra comunidad al estar infrafinanciada. Asimismo, el presidente Moreno rechaza la prerrogativa que le concede el Estatuto de Autonomía de Andalucía de poder convocar la comisión bilateral para reclamarle al Gobierno central más financiación porque no quiere negociar nada que pueda perjudicar al resto de comunidades. Sumemos que el PP nacional votará otra vez en contra de la senda de estabilidad y los Presupuestos Generales del Estado lo que detraerá a Andalucía mucho dinero. Y añadamos los 112 millones a los que ha renunciado la Consejería de Educación para construir más guarderías públicas.
Nada de esto importa porque lo únicamente trascendente en estos momentos para el presidente andaluz es reclamar un nuevo modelo de financiación, pero sobre la única base de la retirada de la financiación singular de Cataluña porque nada más sabemos sobre el modelo que defiende el PP. Es a la única carta a la que juega San Telmo ajeno a las críticas de la oposición de que Moreno se ha convertido en el alumno aventajado de la estrategia de Feijoo olvidando su discurso de investidura: “Me debo a los intereses de los andaluces antes que nada”, afirmó solemnemente.
Entiendo y comparto la preocupación del presidente Moreno de que la financiación singular de Cataluña nos conduzca a una España de dos velocidades, a una suerte de España confederal de comunidades del norte y regiones del sur. Pues bien, siga cuestionando ese acuerdo del PSC con ERC, pero negocie como el mejor salvoconducto para tumbar esa fractura territorial que nos separará aún más.
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