Si tengo que elegir el momento más estresante de la semana, y mira que tengo unos cuantos, es el instante en el que afronto la tarea de pasar por caja en el supermercado. Da igual el empleado que ocupe el lugar porque su destreza es directamente proporcional a mi torpeza para introducir los objetos comprados en bolsas, y mira que llevo de las grandes, de las reutilizables, para que la tarea sea lo más sencilla posible.
Ya se pueden imaginar la puesta en escena. El sonido del roce del código de barras sobre el escáner golpea mi mente mientras noto la tensión de quienes han tomado una de las peores decisiones de su vida: ponerse detrás de mí. Es una presión en toda la cancha, hasta el punto de que en alguna ocasión he tenido que apartar a quien me sigue para poder pagar con la tarjeta de débito. Da igual que los productos formen una colina porque el empleado no aflojará en su empeño por liquidar la compra en un santiamén.
Por todo ello, no he podido congratularme más cuando he leído esta semana que Países Bajos ha lanzado un proyecto de cajas lentas en una cadena de supermercados. No tratan de apiadarse de los zotes, no. La medida pretende ayudar a las personas que se sientan solas para que puedan conversar con alguien en el supermercado. Son cajas para hablar, que permiten una charla con el dependiente que esté a cargo de la caja en ese momento.
La soledad no deseada es un problema de salud pública, que afecta a alrededor de cinco millones de españoles, contra el que algunos países de nuestro entorno ya han tomado medidas. Cuando Sting ponía voz a Police para cantar So Lonely, a finales de la década de los setenta, se adelantaba sin saberlo al propio gobierno británico que creó el Ministerio de la Soledad en 2018 o, más recientemente, Japón en 2021.
Junto con el estrés, es la epidemia silenciosa del siglo XXI. Algunas organizaciones no gubernamentales ya han dado pasos en España para dar compañía a quien lo requiera. Es hora de que las administraciones diseñen y ejecuten medidas para luchar contra esta lacra. La administración más cercana, los ayuntamientos, es la opció más viable para ese objetivo pero, para ello, es necesario incrementar la financiación de las entidades locales que, precisamente por esa proximidad, asumen más competencias de las que realmente les corresponde.
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