Rafael Benítez es de buena cuchara, aunque por su aspecto, extremadamente delgado siempre, nadie lo diría. Es más de calidades que de cantidades, por lo que cuando su economía se lo permite le gusta viajar y disfrutar de una buena mesa.
De niño no olvida los dulces que hacía si madre, tampoco los chanquetes ni el arroz shorty de Rota, su otra patria chica.
De su paso por internados como el de Campillos desmiente el mito de que se comiera mal. Otra cosa fue el servicio militar...
Con Benítez Toledano nos hemos sentado A Mesa y Mantel en Bocarambo, uno de los restaurante donde mejor versión podemos encontrar del arroz en paellera.
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