Por caminos distintos Texas y España se acercan. La revolución conservadora avanza en el estado republicano más grande de los Estados Unidos - integrante, antes, del Virreinato de Nueva España y de Mexico- porque ganaron las elecciones los republicanos y hacen triquiñuelas para seguir. En España, los conservadores perdieron varias elecciones -europeas, municipales, autonómicas y dos generales seguidas- pero están con el mismo programa de triquiñuelas para que no se note su fracaso. Utilizan los órganos constitucionales que deben ser renovados para bloquear la vida política española.
Allí, quieren modificar los distritos electorales para amañarlos en su provecho, dándole vueltas increíbles a los mapas, han endurecido las normas para dificultar el voto de las minorías tanto hispanas como afroamericanas -que van aumentando su peso poblacional-, endureciendo además el voto por correo. Aquí, el voto es secreto y libre pero no es igual. Con 20 ó 30.000 votos se consigue un escaño en Soria, Teruel, Segovia o Huesca. En Sevilla son necesarios 94.000, en Cádiz y Málaga 74.000, en Jaén, 78.000, en Huelva 45.000. Los distritos son también traicioneros en España.
La última batalla de los republicanos recalcitrantes de Texas es el aborto. Tras meses de boicot de los demócratas, con filibusterismo incluido (táctica que se emplea en las asambleas políticas para retardar o impedir los acuerdos aprovechando cualquier oportunidad de procedimiento). Hasta se marcharon fuera del estado para no ser obligados a ir a votar al capitolio por la policía estatal. Finalmente han aprobado una ley del aborto absolutamente restrictiva y que faculta a los particulares para denunciar cualquier posibilidad de aborto en clínicas después de seis semanas, recompensando a los denunciantes con 10.000 dólares. Cazaabortistas/ cazarecompensas.
El Supremo no se ha opuesto. En EEUU el Tribunal Supremo es una rareza. Está compuesto por jueces nombrados de por vida por el presidente, aunque tienen que ser ratificados por el Senado. Es, de cualquier modo, -como dice Roger Senserrich- “inaudito que un partido (el republicano) que ha perdido el voto popular en siete de las últimas ocho elecciones presidenciales haya designado siete de los nueve jueces del supremo”. ¿Verdad que nos suena? Pues aquí el Tribunal Constitucional va a examinar la ley del aborto que el PP impugnó en junio de 2010 de la mano de Federico Trillo. Con 11 años de retraso y un tercio del Constitucional caducado.
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