Susana Díaz, expresidenta de la Junta y exsecretaria general del PSOE de Andalucía, fuerza un cargo de mayor responsabilidad en el Senado e incluso llega a advertir a su entorno de no renunciar a su acta como diputada en el Parlamento de Andalucía.
Según fuentes socialistas, Díaz “no quiere ser una senadora que exclusivamente se dedique a levantar la mano, quiere trabajar”, por lo que aspira a un cargo con más peso dentro de la Cámara Alta.
Ya en su día se le relacionó con una presidencia de la Comisión de Industria, Turismo y Comercio.
La que fuera líder del PSOE-A hasta hace unos meses fue elegida senadora por designación autonómica, tras la renuncia del gaditano Fernando López-Gil, en el pleno celebrado el pasado 21 de julio, con 88 votos a favor y 19 en blanco.
Sin embargo, en aquel pleno, el último del curso político, no se votó su salida como diputada andaluza y, de hecho, sigue figurando como presidenta del grupo parlamentario socialista. Es más, Díaz actualmente es senadora por designación autonómica y diputada autonómica por la circunscripción de Sevilla.
Esta decisión de Díaz de dejar abierta la puerta a seguir como parlamentaria andaluza supone, según fuentes socialistas, un traspiés en esa transición que vivía el PSOE de Andalucía, tras la celebración de las primarias para elegir al candidato a la Presidencia de la Junta, en las que la militancia socialista apoyó con más de un 55% la candidatura de Juan Espadas, también ya secretario general.
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