Hace ya tiempo que la campaña de la vendimia ligada al mes de septiembre “pasó a la historia” debido al cambio climático. Y de nuevo, las previsiones del sector lo confirman, con una nueva cosecha temprana y de no más de dos semanas de duración. Aunque las primeras en estrenarse han sido las bodegas de los Grupos Fundador, Lustau y Estévez en viñas interiores, donde la uva coge grado antes y hay que estar vigilantes para que no se pasen de maduración, está previsto que las labores de recolección no se generalicen hasta finales de la próxima semana, a partir del jueves, una vez que en las jornadas del lunes y el martes se realizacen los pies de cuba.
Así se fijo el pasado martes en la asamblea general de Covijerez que se celebra cada año en los días previos al inicio de la campaña. A diferencia de la última vendimia, en la que la producción cayó un 7% respecto al año anterior y se recogieron 53,3 millones de kilos de una uva que no estuvo exenta de enfermedades ( mildiu, de oidio o de pudrición) que hicieron que la cosecha se viniera abajo en zonas como Sanlúcar, las perspectivas para la de este año son mucho más optimistas. “Se presenta algo más que el pasado año, en el que la cosecha fue mala. Para este año se espera un 10% más y la uva es muy buena y de buena calidad, hay grados y está sana. Si el tiempo sigue así puede que haya un poco más de uva, hay menos racimos, pero son más grandes y están más llenos. Así que en general creemos que va a ser una buena cosecha que podría estar entre los 57 y 60 millones de kilos de uva, pero habrá que esperar”, apunta Francisco Guerrero, presidente de Asevi-Asaja.
En la misma línea que el pasado año, la campaña será corta y se alargará hasta el 25 de agosto en el mejor de los casos, varios días más que el pasado año. En cuanto al precio de la uva, “aunque ha subido un poco este año”, y está fijado en 39 céntimos de euro/kilo, sigue siendo insuficiente para sacar rendimiento. “La subida sigue siendo muy pequeña, no llegamos a cubrir los costos. Los viticultores están desesperados”, indica Guerrero, que entiende que con esta coyuntura “nadie quiera poner viña nueva” y las nuevas generaciones apuesten por dedicarse a la viña de cara a un futuro que se presenta muy incierto para el sector. “Cada vez hay menos hectáreas de viñas y no hay nuevas generaciones”, lamenta.
Normas sanitarias
En cualquier caso, la de este año será la segunda campaña de la vendimia en pandemia, con lo que las recomendaciones de cara a la recogida y entrega de uva en las cooperativas se mantienen en la misma línea que el año pasado: evitar las aglomeraciones y mantener los cambios que se realizaron en los accesos. A diferencia que el pasado año, el uso de las mascarillas ya no es obligatorio, aunque sí deberá continuar cuando no se pueda mantener la distancia de seguridad. El año pasado hubo quejas de los propios vendimiadores en determinados lagares al tener que incorporar este accesorio en su indumentaria de trabajo a pleno sol y temperaturas próximas a los 40 grados debido a las exigencias de la crisis sanitaria por el Covid-19. También hubo que realizar un protocolo específico para el uso de material, que había que desinfectar al inicio y al final de la jornada, en los caso de recogida manual, y numerarlos para evitar correr riesgos de transmisión. En esta campaña, aunque los trabajadores vayan vacunados, no habrá que perder de vista que el virus sigue con nosotros y la quinta ola es la mejor prueba de ello.
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