Con cinco años le regalaron una cocinita eléctrica de juguete con la que trataba de emular los guisos de su madre, una excelente cocinera de la que tanto ella como sus hermanos y su hija María han heredado sus genes.
Cuqui González de Caldas se doctoró como profesional de la hostelería al frente de Bailén 34, restaurante situado junto al hotel Colón de Sevilla con el que sentó cátedra a finales de los ochenta. Luego se dedicó al interiorismo, se trasladó a trabajar y a vivir a Madrid y regresó a la actividad con un restaurante en Conil, localidad que ya frecuentaba cuando niña los veranos junto a su familia y en la que se ha quedado a vivir.
Con ella nos hemos sentado A mesa y mantel en La Fontanilla. Asegura que le cansa un poco tanta cocina moderna y que le encanta volver a la sabiduría de los antiguos en la cocina.
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