He vivido esta feria de diversas maneras y no cambio ninguna de ellas. Siendo niño las atracciones, vamos a hablar con propiedad, los cacharritos quería decir, eran mi foco de atención y me afanaba por montarme en mis preferidos. Un látigo que esperaba una curva, agarrado en la primera vuelta y con manos arriba en la segunda. Un tren de los escobazos en el que creías que le ganabas la escobita al zambo y daba coba a los de dentro y a los de fuera, generando un espectáculo gratuito que acumulaba público y expectación. Imitadores ha habido muchos, pero esto es como las marcas blancas que intentan parecerse al original, ninguno llega a ser como Manuel.
Posteriormente en las casetas, donde se comía, se bailaba, se cantaba y se pasaban buenos ratos hasta que los churros daban el toque de queda con un café reconfortante, o un chusco de panadería recién hecho camino supuestamente a tu casa.
La última feria la he vivido como pregonero, vendiendo las virtudes de nuestro pueblo que son muchas, con algo de humor para no resultar pesado y con homenaje incluido a mi padre por ser el día de su cumpleaños y por haber estado casi 50 años de pediatra en Barbate. Recuerdo que tuve que preparar el pregón en 18 días, pero cuando te vienen los recuerdos y te toca el corazón, la escritura fluye al compás de los sentimientos.
Es nuestra semana grande que otra vez nos toca vivir sin una normalidad que no acaba de llegar, porque nos empeñamos en adelantar los acontecimientos, en hacer normal que sigan los contagios, los ingresos, las hospitalizaciones, las muertes... viviremos la feria de nuevo, estoy convencido, pero hasta entonces tenemos que vivir de cara a la realidad. Pidiendo a nuestra virgen del Carmen que nos ayude para volver a sacar la procesión marinera, para vivir de nuevo la feria del Carmen donde barbateños/as y visitantes se unen en perfecta armonía bajo deliciosas noches de verano, acompañadas casi siempre de levante.
Mientras tanto, tranquilidad, calma, paciencia, compromiso para no sumar contagios y que no lleguemos a un cierre perimetral que tanto mermaría nuestra maltrecha economía. Barbate vive con calma su semana grande de feria, con los recuerdos de años vividos, disfrutados, sentidos ... los pocos actos que viviremos servirán para saber que seguimos anhelándola, pero que no hagamos una quinta ola cuando ya nos queda un último empujoncito para lograr esa inmunidad de rebaño que beneficiará a los más vulnerables.
Cuidemos lo que vamos consiguiendo y sepamos disfrutar con moderación y conciencia, aunque este año no vayamos a la feria.
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