Un estudio, en el que han participado diferentes expertos españoles, subraya la necesidad de ir más allá de la supresión viral en el abordaje de las personas que viven con VIH y así garantizar una calidad de vida global a largo plazo; del mismo modo, apoya la necesidad de realizar un abordaje multidisciplinar de estos pacientes.
El estudio Redefinir el éxito terapéutico en pacientes con VIH: la opinión de un experto, basado en la evidencia publicada y publicado en el Journal of Antimicrobial Chemotherapy, propone nuevos criterios basados en cinco pilares que deben ser tenidos en cuenta: el inicio rápido de tratamiento, la eficacia, la simplicidad, la seguridad y la calidad de vida.
Los coordinadores de este estudio, que ha contado con la colaboración de Gilead, han sido el doctor Antonio Antela, del Complejo Hospitalario Universitario de Santiago de Compostela; el doctor Antonio Rivero, del Hospital Universitario Reina Sofía de Córdoba; el doctor Josep María Llibre, del Hospital Universitari Germans Trias i Pujol de Badalona; y el doctor Santiago Moreno, del Hospital Universitario Ramón y Cajal de Madrid.
Respecto a los cinco pilares, el estudio señala que, una vez que los tratamientos han alcanzado altas tasas de eficacia, ésta debe entenderse como aquellos TAR (tratamiento anti retroviral) que ayudan a conseguir altas tasas de supresión virológica, priorizando aquellos regímenes con barreras más altas a la resistencia y que alcanzan la indetectabilidad más rápidamente.
Sobre el inicio rápido, los expertos indican que es necesario iniciar el TAR lo antes posible y priorizar regímenes que no requieran resultados de test clínicos previos al inicio del tratamiento. De esta forma se ha asociado el inicio rápido con una mayor retención en el cuidado de la salud, mejor control virológico y mejores resultados generales. Además, y no menos importante, es que las personas que inician rápidamente el TAR han mostrado su satisfacción con la estrategia.
En cuanto a la simplicidad, pasa por implementar regímenes sencillos puesto que los datos actuales muestran los STR (simple tablet régimen) y una frecuencia de dosificación baja, se asocian con una mejor adherencia y un mejor control virológico.
En cuanto a la seguridad, a la hora de elegir el TAR hay que considerar regímenes con baja toxicidad y un bajo nivel de interacciones. Estos puntos son claves para abordar en la persona con VIH el posible impacto del TAR sobre en el sistema óseo, renal, cardiovascular, ganancia de peso, esteatohepatitis no alcohólica, alteraciones psiquiátricas y disfunción sexual.
Para concluir, el estudio recomienda utilizar herramientas que posibiliten medir el impacto del tratamiento en la calidad de vida de las personas que viven con VIH como por ejemplo los PROs (patient reported outcomes) e incluir medidas para reducir el estigma asociado al VIH.
En palabras de Moreno, jefe de Servicio de Enfermedades Infecciosas del Hospital Universitario Ramón y Cajal, "hoy en día, los pacientes con VIH en países con acceso universal al tratamiento, sin limitaciones de recursos, en su mayoría se encuentran estables y disfrutan de una vida normal. Sin embargo, la aparición de enfermedades asociadas al envejecimiento, requieren que los pacientes tengan acceso a un equipo multidisciplinar para que pueda recibir una atención personalizada, adecuada a sus necesidades".
Por este motivo, el modelo de atención al paciente VIH debe tener un enfoque multidisciplinar con el objetivo de dar una atención centrada en sus necesidades individuales. Y, según concluyen, este modelo debe estar liderado por el profesional experto en VIH y es necesario seguir trabajando en la introducción de PROs para detectar y corregir los problemas y preocupaciones de los pacientes.
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