El monumento fue inaugurado por el alcalde de Zaragoza, Juan Alberto Belloch, en un acto al que se han unido el presidente de las Cortes de Aragón, Francisco Pina; el consejero de Presidencia, Javier Velasco, y el de Justicia, Fernando García Vicente, además de agentes de la Guardia Civil y familiares de las víctimas.
En el monolito se han grabado los nombres de las víctimas: las niñas Silvia Ballarín, Esther y Miriam Barrera, Rocío Capilla y Silvia Pino, y los adultos Pedro Ángel Alcaraz, José Ignacio Ballarín, Emilio Capilla, María Carmen Fernández, María Dolores Franco y José Pino.
Familiares de estas personas han depositado once rosas blancas, una por cada víctima, a los pies del monumento, y algunos de ellos han coincidido en resaltar que les ha costado mucho tener este reconocimiento.
Como Laura, que vivía en la casa cuartel cuando ocurrió el atentado y a pesar de que han pasado 22 años y entonces tenía 14, lo recuerda todo “perfectamente” cada día y lo revive cuando sucede otro atentado, ha explicado a los medios muy emocionada.
Los hermanos Felipe y Lorenza Tocado han comentado que perdieron a su sobrino, que estaba casado y tenía dos hijos, y sólo sobrevivió uno de ellos, un niño de ocho años.
El monolito mantendrá viva la memoria de lo que ocurrió y recordará a las personas que fallecieron, “que servían a intereses importantes”, señalaron, al tiempo que han recordado el momento en que llegaron al lugar después de enterarse del atentado.
“Estaba todo derrumbado, había ambulancias y policía por todas partes, es una experiencia muy mala, que no se olvida”, relató Felipe.
Juan Alberto Belloch, por su parte, insistó en que “recordar y honrar a las víctimas es, sobre todo, un deber moral de cualquier persona decente”.
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