Ciudadanos vuelve a ser sacudido por las divisiones internas, ahora focalizadas en Andalucía, en las ciudades de Granada y Jaén, donde la espantada de concejales naranjas, en connivencia con el PP, han dejado las alcaldías de ambas ciudades muy en precario, incluso al borde de la moción de censura.
En el caso de Granada, el alcalde de Ciudadanos, Luis Salvador, lleva resistiendo unas semanas solo con el apoyo de un concejal porque los otros le abandonaron con la excusa tardía de que el partido se había "acercado al sanchismo", tardía porque justo lo planteaban en el momento de mayor distanciamiento de Inés Arrimadas con Pedro Sánchez.
Y ahora el PSOE granadino está promoviendo una moción de censura para la que está intentando recabar el apoyo del PP, que fue precisamente quien rompió la coalición alegando que tenía un pacto con Cs para repartirse la legislatura, lo cual no ha demostrado con ningún documento.
Mientras tanto, Salvador ayer anunció "noticias importantes" para la próxima semana y el PP se ha abierto a recomponer el pacto con Cs sin Salvador como alcalde o moción de censura.
También en Jaén las aguas han bajado muy revueltas por la salida de tres ediles de Ciudadanos que ha dejado al alcalde socialista, Julio Millán, con el único respaldo de un concejal naranja, pero la dirección del partido de Inés Arrimadas ha reafirmado su compromiso con el acuerdo firmado con el PSOE, un acuerdo del que estos tres ediles de Cs se descolgaron alegando la concesión de los indultos a los nueve condenados del procès.
Detrás de estas dos últimas operaciones, como en la de la moción de censura fallida en Murcia, la cúpula naranja vuelve a ver la mano negra del que fuera secretario de Organización con Albert Rivera, Fran Hervías, fichado por el PP para trabajar codo con codo al lado del secretario general popular, Teodoro García Egea.
Hervías, como fontanero del partido, estaba en estrecho contacto con las agrupaciones locales de todo el territorio, y de ese conocimiento está tirando para intentar dar la puntilla a Cs, aunque desde la dirección, según cuentan a Efe, esta operación en Andalucía de momento no le ha salido bien y tampoco otros intentos en Badajoz y Ciudad Real, donde el reparto del mandato se ha producido sin sobresaltos.
De acuerdo con las mismas fuentes, hay malestar dentro del PP con estas maniobras que ven poco edificantes y desde luego innecesarias teniendo en cuenta como está ahora Ciudadanos.
En todo caso, creen que el PP busca que Cs rompa la baraja para forzar a Juanma Moreno a convocar elecciones en Andalucía y que la carambola les salga tan bien como en Madrid, donde Cs lo perdió todo en las elecciones convocadas tras la operación de Murcia.
No obstante, avisan de que pueden quedarse sin Andalucía ante el miedo de los votantes a que el PP sume solo con Vox.
Por ahora, Moreno Bonilla no ha hecho ningún movimiento que permita aventurar que va a adelantar los comicios, aunque la fecha de septiembre lleva sonando un tiempo, y estos días ha vuelto a repetir, por enésima, vez que su intención es agotar la legislatura en Andalucía, desvinculando por completo la crisis que atraviesan los dos partidos en Granada y Jaén del gobierno de coalición de la junta.
Así las cosas, Cs intenta aguantar estos nuevos envites y ha dejado claro esta semana, por boca de uno de los vicesecretarios generales, Daniel Pérez, que no van a permitir que nadie "se cargue este proyecto desde la mentira y la deslealtad".
Un recado que manda a aquellos que, como Hervías, llevaban maniobrando en contra de Ciudadanos desde que Inés Arrimadas relevó a Rivera en el liderazgo.
La dirección lo sabía y no les cogió por sorpresa cuando el senador naranja fichó por el PP, pero lo que quizá no calibraron es hasta qué punto podría hacerles daño.
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