Laura Moreno, la “killer” del Real Betis Féminas de fútbol que logró este domingo el ascenso a Reto Iberdrola, la Segunda División del fútbol femenino español, llegó a Sevilla con 15 años procedente del balompié femenino arcense, en donde tuvo como monitores a Miguel Ángel Gil y Carlos Jiménez, pero en el 2015 tomó la decisión de marcharse a Sevilla para jugar al deporte que más le gusta y también emprender los estudios de Ciencias de la Actividad Física y el Deporte, en la que este año acaba tercero. Va como un tiro.
Porque no solo se trata de enchufarlas de cara a la portería rival, en lo que ella es una verdadera especialista -en el Betis B marcó 70 goles en la temporada 2018-19-, sino que también hay que labrarse un futuro en unos tiempos en los que las cosas no están nada claras. Laura pisa firme tanto en su deporte favorito como en las aulas y no para de crecer. Acaba de conseguir el ascenso a Reto Iberdrola en una eliminatoria realmente competida e igualada y se ha convertido en la futbolista de referencia para las jugadoras arcenses que siguen su estela, que cada vez son más y que miran a la verdiblanca con sana envidia para intentar llegar algún día adonde ella ha llegado ya. En su voz ronca se aprecian todavía los efectos de una celebración interminable con sus compañeras de equipo.
Ha sido muy difícil lograr el ascenso. Un empate a uno fuera y otro empate sin goles en casa habla de una gran igualdad...
–Queríamos ganar, obviamente, pero el empate a cero nos beneficiaba.
¿Cómo ha sido la eliminatoria?
–El partido de ida fue un poco loco, como el del domingo. Yo estoy todavía que no me lo creo y del partido de ida poco puedo hablarte porque no recuerdo nada después del golpe que me llevé durante el encuentro. Me dieron un balonazo en la cara a la vez que me llevé un golpe en la nuca y en el cuello. Iba a bajar un balón con el pecho de espaldas a la portería y me empujó la defensa, dándome el balón en la cara. A partir de ahí no recuerdo nada, pero fue aproximadamente en el minuto 15 de la primera parte. Salí del campo con el “fisio” y volví a entrar creyendo que todo estaba bien, pero no sabía dónde estaba en ningún momento, era como si estuviese en modo automático: yo corría de un lado a otro y por lo visto estaba haciendo un partido muy bueno y hasta tuve alguna ocasión de marcar, pero no sabía ni dónde estaba. Mis pies corrían, pero mi cabeza no estaba en el partido. Fue una sensación muy rara porque terminó la primera parte y me parecía que se había acabado demasiado pronto. Yo pensaba “¡es imposible, si se me ha pasado en dos segundos!”. Luego me llevaron a vestuarios y tenía el azúcar muy alto (2 gr), así como las pupilas muy dilatadas, un fuerte dolor de cabeza y las pulsaciones muy aceleradas. Me dio un bajonazo y al final del partido tuvo que venir la ambulancia porque seguía sin encontrarme bien. Me hicieron un TAC y todo salió bien, pero tuve un episodio de amnesia transitoria que se me quitó con el viaje en autobús a Sevilla, que duró 13 horas (risas).
Qué historia más espeluznante...
–El partido de vuelta para mí fue una continuación del de la ida. No nos conformamos con el empate, pero el Victoria nos presionó bastante y estaba bien asentado en el campo, con una buena salida de balón y buen toque para que cuando nosotras fuésemos a la presión nos pudiesen pillar a la contra. Nosotras supimos defender trabajando en equipo y nos salió muy bien.
¿Qué supone este ascenso para ti?
–Muchísimo porque después de mi quinta temporada en el Betis, me he llevado tres temporadas para ascender a Primera Nacional y dos para ascender a otra división superior. Es un paso de crecimiento total para mí e histórico para el Betis, porque nunca ha tenido un equipo en Reto Iberdrola y ahora cuenta con uno en Primera Iberdrola y otro en Reto (Segunda División nacional).
¿Contra quiénes jugareis en la nueva categoría?
–La liga la componen equipos de Madrid hacia abajo y las Islas Canarias. Está el grupo norte -de Madrid hacia arriba- y el grupo sur. Nos enfrentaríamos al Granada, Santa Teresa, Valencia B, Levante UD B, Córdoba CF, CD Pozoalbense de Pozoblanco, etc. Es una liga muy complicada y todos los equipos compiten al cien por cien.
Tú sigues con contrato en vigor, ¿no?
–Nuestros contratos son de año en año y para la temporada próxima tendremos que firmar por una o dos campañas más porque es una liga profesionalizada, como la Liga Iberdrola. Sería como la Segunda División del fútbol femenino.
¿Y tú sigues?
–Sí, creo que el club cuenta conmigo para la siguiente temporada.
Va a ser un verdadero reto para ti porque vas a jugar como profesional, un objetivo que no está al alcance de todo el mundo...
–Ojalá que me pueda dedicar al fútbol al cien por cien, pero el nivel profesional más alto es el de la Liga Iberdrola femenina (Primera División) y al que todo el mundo quiere llegar. El subir a esta liga (Reto Iberdrola) es un pasito más porque entre esta y la Liga Iberdrola hay mucha menos diferencia que entre la Liga Nacional y la Primera División. Es un paso de calidad y de crecimiento que toda jugadora quiere conseguir porque está todavía más cerca de llegar al primer equipo.
Además, con la ventaja de tener un primer equipo de féminas, que es una puerta abierta a las jugadoras que venís desde abajo ya que el entrenador puede tirar de vosotras en un momento determinado...
–Últimamente, Juan Carlos Amorós, el entrenador del primer equipo, está contando conmigo y es un punto a mi favor para que la próxima temporada pueda estar más metida en la dinámica del primer equipo para poder quedarme y ganarme el puesto.
¿A quién le dedicas este ascenso?
–Antes que a nadie a mi familia, que siempre está conmigo, y luego a las personas que me han ayudado a recuperarme de la lesión de rodilla que me dejó fuera de los terrenos de juego tres meses y medio. Sin su inapreciable y generosa ayuda no habría podido salir del agujero, de ahí mi agradecimiento infinito a ellas.
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