Alcalá la Real

M. Aguilera: “En esta legislatura se sale de los despachos para acercarse a la gente”

Entrevistamos al alcalde, Marino Aguilera, cuando se cumplen dos años de su llegada al poder, alcanzándose así la mitad de la legislatura

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  • El alcalde, Marino Aguilera, en una imagen reciente.

Se cumplen dos años del comienzo de la legislatura y, por tanto, del inicio de un cambio de ciclo en la política local, con la llegada al poder del nuevo gobierno de coalición entre Partido Popular y Ciudadanos. En el ecuador de la legislatura, hacemos balance de este difícil período con el alcalde, Marino Aguilera.

Van a cumplirse dos años desde que tomara posesión de su cargo como alcalde de Alcalá la Real, el 15 de junio de 2019. Esta media legislatura, ¿se parece en algo a cómo la concibió entonces? En parte sí, en parte no. Sin duda la irrupción del Covid ha sido el elemento más inesperado y que más ha condicionado el gobierno. A nuestra llegada comenzamos a detectar cuestiones desordenadas o abandonadas, como la situación de muchos contratos, la organización y coordinación de áreas, la carencia de inventarios o la lentitud de muchos procesos que repercutían negativamente en el ciudadano. Lo más sorprendente fue descubrir relaciones entre Ayuntamiento y empresas o ciudadanos que se sostenían en acuerdos verbales, y que demuestran que el PSOE utilizaba el Ayuntamiento como un cortijo del que no esperaba irse en la vida. Todavía hoy encontramos situaciones así a las que debemos hacer frente.    

En estos dos años he aprendido que ser alcalde no solo es gobernar hacia la ciudadanía. También hay que afrontar una labor de coordinación y ajuste continuo de un Ayuntamiento que se mantenía blindado ante el pueblo y ante sus propios empleados.


¿Cuál ha sido su peor momento como alcalde en estos dos años? Sin duda, la pérdida de Miguel Sánchez-Cañete en octubre del año pasado a consecuencia del Covid. Con Miguel se nos fue un extraordinario concejal y mejor persona, y todo un puntal del gobierno. Nos costó asumir su pérdida y, gracias a la unidad del grupo de concejales, pudimos apoyarnos y remontar.    En el plano político no puedo decir que haya tenido un peor momento; más bien malos momentos, como cuando ves que no salen las cosas y que tienes que volver a intentarlo, o momentos de tensión, como los muchos que ha traído el Covid. Recuerdo la difícil gestión de la campaña de aceituna, con la presencia de inmigrantes en las calles y pasajes que debían ser atendidos y los temores de contagio totalmente comprensibles de los vecinos. Conciliar ambos intereses, saber explicarlo a la ciudadanía y mantenerse en la línea fue una tarea compleja y que me desgastó.

¿Y aquello de lo que se siente más orgulloso? Eso es algo que podré divisar mejor una vez pase mi etapa en Alcaldía, pero por lo pronto, me quedo con el apoyo y gestiones para la creación de Espárragos Alcalá, que tuvo sus riesgos. También me quedo con las pequeñas atenciones diarias a los ciudadanos en sus problemas. Poder recibirlos en el despacho, llamarlos por teléfono o atenderlos en la calle, ayudarlos y recibir su sincero agradecimiento me hace creer en la utilidad de la política y me hace sentir bien. El paso de los días en Alcaldía te hacen ver que la atención cercana e inmediata al pueblo es la primera misión y deber del gobierno.

Como promedio, ¿cuántas personas pasan por su despacho cada semana para pedirle cualquier tipo de ayuda? Quiero ir al día y tratar de dar respuesta a los vecinos que piden cita en Alcaldía lo antes posible. Así que todos los días recibo a gente. A la semana pueden ser 15 o 20 citas de media en el Ayuntamiento, pero también gestiono algunas por teléfono, contesto e-mail, mensajes e intento dedicar al menos unos minutos a toda persona que me para por la calle y me cuenta su problema, en ese momento, lo más importante es escuchar y, si está en mi mano, solucionar la cuestión.

¿De quién es el mérito y, sobre todo, cuál es la fórmula para que un gobierno de derechas se haya entendido mejor que sus predecesores con la ELA de Mures gobernada por IU? La fórmula es el diálogo y la eliminación de toda clase de prejuicios, algo en lo que coincidimos PP y Cs. En mi discurso de investidura recordé la frase de Adolfo Suárez “soy una persona normal y voy a gobernar desde la normalidad”, y procuro no apartarme de ese principio. Reunirse, escucharse mutuamente, conocer las necesidades del otro y buscar la mejor solución para ambas partes, y eso con Mures había dejado de hacerse. A nivel local, lo he dicho otras veces, no pesan tanto las siglas sino la persona, y yo no mido a las personas por lo que votan o el partido en el que militan. Paquitina lucha por Mures como yo lucho por Alcalá. La trato de igual a igual, tiene las puertas abiertas del Ayuntamiento desde el primer día, y creo que eso siempre ayuda para mantener una buena relación.

¿Qué le diría a los que opinan que es usted demasiado serio y distante, y que sale demasiado en las fotos? Demasiado no. Tengo un semblante serio pero eso no quiere decir que sea frío ni distante. La legislatura está demostrando que soy una persona más cercana y accesible que anteriores alcaldes. No intento caer simpático sino ser eficaz y ayudar en todo lo que pueda. Me importa más empatizar que caer bien. En cuanto a lo de las fotos, las hay porque hay trabajo, mucho, y de todo el equipo de gobierno, es inevitable que eso tenga su réplica en imágenes en una era tan multimedia como esta. Pero le confieso que huyo del personalismo y evito la foto innecesaria, y tan solo hay que ver la prensa local para comprobar que mis apariciones en imágenes son menores que las de anteriores alcaldes, señal de que no es una preocupación para mí. Creo más bien que en esta legislatura se sale de los despachos para acercarse a la gente, nuestra vocación es de servicio público.

¿Qué papel ha jugado el Covid en esta primera mitad de legislatura? Es el gran condicionante de toda la legislatura, no solo de la mitad. Ha puesto todo a prueba. A las personas, las administraciones, los centros de trabajo, el sistema sanitario, la educación… ha puesto la sociedad patas arriba. El Covid ha obligado a acelerar los procesos de digitalización, teletrabajo y una nueva relación de la administración con el ciudadano, y en ello nos hemos empleado con determinación. También a la adaptación casi instantánea de muchos empleados municipales a nuevos protocolos y funciones, que han sabido asumir con enorme profesionalidad, como ha ocurrido en las residencias y en la atención a domicilio. En general la administración ha salido renovada y fortalecida, aunque todavía queda mucho por hacer.    

A los gobernantes nos ha obligado a asumir gestiones totalmente inimaginables en otros contextos, y también decisiones difíciles. Creo que el Covid nos ha enseñado el valor y peso de la comunicación entre administraciones y ciudadanía.

¿Ha truncado la pandemia grandes proyectos para Alcalá? No, tan solo los ha retrasado o aplazado. En 2020 no entró en vigor el presupuesto hasta mayo y no fue concebido para atender la pandemia, por lo que tuvimos que darle la vuelta en los meses siguientes para atender todas las necesidades que iban surgiendo. Los remanentes o ahorros se mantuvieron bloqueados por el Gobierno central y eso nos impidió acometer las inversiones programadas para ese año. La adquisición de la casa de Fernando de Tapia, el traslado del Centro Ocupacional, la maquinaria para los caminos rurales, la construcción de la nave agroalimentaria o la pista polideportiva cubierta, entre otros proyectos, se han visto afectados. Otros proyectos como la puesta en marcha del transporte urbano han quedado aplazados hasta que la situación esté plenamente normalizada.

¿Qué daño ha ocasionado la pandemia a Alcalá? Es difícil calcularlo, pero en líneas generales creo que el municipio ha resistido bien aunque hay sectores como el comercio que se han visto especialmente afectados. Dos de nuestros pilares económicos, como la industria y el olivar, han mantenido la actividad y con ello miles de empleos. De otras crisis sabemos que un buen precio del aceite es un bálsamo para la economía local y este año se ha alcanzado. El turismo ha sufrido pero también ha sabido adaptarse rápidamente a la nueva demanda y no dudo de que en el nuevo escenario va a asumir un papel mucho más relevante que antes, siempre empujado por la Fortaleza de la Mota. En cuanto al comercio, su situación ya era delicada antes de la pandemia y ésta no ha hecho más que acrecentar sus problemas. Debemos seguir colaborando con el sector a través de planes de ayuda, formación y campañas promocionales para reforzar la capitalidad comercial de la comarca que siempre hemos tenido.

Parecía inevitable que Etnosur no se convirtiera en motivo de polémica en algún momento de la legislatura. ¿Qué hay que cambiar y qué hay que mantener en el festival? Sinceramente, no entiendo la polémica, pues lo que hemos hecho ha sido asumir la gestión del festival hasta tanto podamos volver a celebrarlo con normalidad. En ese momento los anteriores organizadores podrán optar a dirigir Etnosur en el proceso de contratación que se articule. Etnosur debe evolucionar hacia un festival más amable con la población. No es de recibo que una inversión cercana a los 400.000 euros cada vez tenga menos respaldo de la población local. En la edición de 2019 demostramos que era posible ese acercamiento y en esa línea debemos seguir trabajando, siempre apostando por mantener su esencia, basada en el carácter urbano y cercano del festival con la población, así como la visión cosmopolita de su oferta cultural.    

En cuanto al modelo de edición, era un absoluto descontrol. En oposición denunciamos toda clase de abusos y despilfarros y la auditoría ha venido a demostrar el escaso rigor del procedimiento de contratación. Etnosur era un megafestival organizado mediante una multitud de minicontratos y una flagrante fragmentación de servicios que saturaba el Ayuntamiento durante semanas y que encarecía enormemente el festival. Este modelo no se volverá a repetir ya que apostaremos por mantener un único contrato de edición que englobe el máximo de servicios posibles y que mantenga la esencia del festival.

¿Qué proyectos podrán materializarse en los dos años que quedan de legislatura? Son muchos los frentes abiertos y confiamos en que en los dos años que quedan podamos verlos terminados o en fase avanzada. Quiero destacar la apuesta de la Junta de Andalucía por Alcalá la Real, manifestada en proyectos como el nuevo Centro de Salud de la Avenida de Iberoamérica, cuyas obras comenzarán este año; la conexión de polígonos, que se encuentra en fase de calificación ambiental; la depuración de aguas fecales en las aldeas o el asfaltado del camino entre Villalobos y Ermita Nueva. También quiero destacar el haber conseguido del Gobierno central un cambio de actitud con respecto a la parcela del Parador y Santo Domingo de Silos, sobre la que próximamente se va a actuar.    

Una vez la pandemia va remitiendo, el gobierno local va a ir cogiendo velocidad en la segunda mitad de legislatura, y proyectos como la nueva nave agroalimentaria, el Plan Especial del Toril, la transformación del entorno de la Estación de Autobuses, el nuevo Centro Ocupacional o la senda ciclable de las aldeas irán tomando forma.

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