A la hora de invitar a Pepe Monforte a sentarse con nosotros A mesa y mental suponíamos que sería para él un verdadero dilema y un compromiso. El periodista gastronómico de referencia de la provincia de Cádiz, y ahora también de Sevilla, acumula veinte años de intachable trayectoria en los que ha conocido cientos de establecimientos que le dan para la impagable base de datos de “Cosas de comé”, pero también para tener la cabeza hecha un lío. Pero nuestro invitado no lo duda y nos emplaza en la Venta El Albero, en la barriada rural de La Corta, a unos pocos cientos de metros del monasterio de La Cartuja, en Jerez.
Monforte llega a tiro hecho desde Sevilla, donde amplió horizontes hace unos años para que su marca siguiera creciendo y conquistando territorios. Ha tomado la salida de la AP-4 a la altura de Lomopardo y el coche casi le ha traído solo hasta el lugar acordado. No es la primera vez ni será la última, aunque si de él dependiera sería mucho más asiduo.
Con la familia Jiménez le une una relación mucho más fraternal que profesional. Muere con sus croquetas de puchero, “las mejores de la provincia”, con las papas aliñás “templás”, con el menudo y con el guiso de rabo de toro “al que ponerle brócoli es pecado mortal”. Y por supuesto con el tocino de cielo que hace María Teresa.
Que disfruten del encuentro tanto como nosotros.
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