La Dirección del Hospital Regional Universitario de Málaga ha celebrado este viernes un homenaje en recuerdo de las víctimas de la COVID-19 y de quienes lucharon contra el virus delante del pabellón A, el edificio que albergó a más pacientes ingresados desde el inicio de la pandemia. Lo ha hecho con la inauguración de una placa y la siembra de un olivo, que se ha denominado el 'Árbol del Recuerdo'.
El acto, cargado de simbolismo, ha contado con la presencia del delegado de Salud y Familias, Carlos Bautista, así como de la directora gerente del Hospital Regional Universitario de Málaga, María del Mar Vázquez, que han estado acompañados por numerosos profesionales del centro.
Vázquez ha manifestado que con la plantación de este ejemplar, donado por Viveros Guzmán, se quiere rendir tributo a los más de 2.000 pacientes que han estado ingresados con COVID-19 en el Hospital Regional de Málaga.
"Está aquí por todos y cada uno de los que han padecido la enfermedad y por sus familias. Por aquellos que consiguieron y conseguirán superarla y para preservar en la memoria a los que se marcharon para siempre por su causa", ha señalado, al tiempo que ha añadido que "está aquí además por todos y cada uno de los que antepusieron su bienestar, su familia y su propia salud para atender a los que llegaron a nuestro centro porque nos necesitaban. Al igual que un olivo, superaron las condiciones más adversas y siguieron dando el fruto de su trabajo".
En representación de los profesionales sanitarios, el jefe de servicio de la UCI, Guillermo Quesada, ha leído una carta en la que ha señalado que "la respuesta de los sanitarios ha sido ejemplar y ejemplarizante".
"Y a las pruebas me remito, pruebas de una conducta que no debemos de olvidar. Nosotros recordamos la soledad de los pacientes, la soledad de los familiares, la frialdad que produce el aislamiento de los pacientes, y estos recuerdos se han transformado en un movimiento de humanización que ya existía, pero que ha sido potenciado. Procuraremos que nunca más, pase lo que pase, los pacientes y sus familiares se sientan solos", ha agregado.
Por último, Susana Benítez, expaciente COVID-19 e hija de fallecida por el virus, ha leído una carta en la que ha relatado su historia: "Y aquí estoy meses después con mis secuelas y recordando aquellos momentos vividos, que ahora no son tan desagradables, gracias a esas palabras amigas de: 'Si puedes', esos apretones de manos cada vez que entraban en la habitación, 'te vas a poner buena', esa celadora dándome ánimos y regalándome un rato de su tiempo acompañándome a la UCI", ha señalado.
"Por esa parte humana que está dentro de cada sanitario, de esos horribles trajes de plástico que guardan a personas especiales, divinas... que hacen que situaciones tan duras como las que produce esta pandemia sean más llevaderas... sean una luz dentro de la oscuridad que produce esta enfermedad", ha agregado.
Al término del acto, la violonchelista Adelina Suárez, profesora del conservatorio de Música de Málaga, ha interpretado 'Cant del ocells' con arreglo para violoncello de Pau Casals e 'In memory', un salmo de David Blackwell.
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