Andalucía permite desde el pasado 9 de mayo la celebración de fiestas, verbenas y romerías en los municipios con niveles de alerta 1 y 2 aunque no las recomienda. “Tal y como están las cosas, no veo tampoco que se celebre la feria”, admite Juan Luis Morales, alcalde de Villamartín, pese a que la de la localidad es la penúltima cita en el calendario provincial, a finales de septiembre. Morales no ha tomado la determinación de cancelar, como han hecho Jerez, Puerto Real o Algeciras, “porque quedan cuatro meses y habrá que ir viendo”, e incluso guarda cierta esperanza “si Málaga, en torno al 15 de agosto, decide ir hacia adelante; sería un punto de inflexión”. El primer edil considera, no obstante, que es posible salvar algunos elementos. “Estamos por celebrar la feria del ganado e instalar atracciones”, adelanta.
La fórmula estrenada en Sevilla, que tuvo Calle del Infierno, ha sido un éxito. El responsable de comunicación de Vive Park, Fernando Murube, se felicita por la acogida en Jerez, donde los cacharritos, que venían por quince días, estarán en funcionamiento una semana más de las previstas en el Parque González Hontoria por la excepcional acogida de público.
El viernes pasado se pusieron en marcha 150 actividades en el parque de Córdoba con las mismas expectativas. En la provincia de Cádiz, “estaremos en Chiclana y Puerto Real seguramente y trabajamos, entre otras localidades, con Algeciras y La Línea”, avanza. Después de un año y medio sin facturar, el colectivo toma aire aunque Murube reconoce que “no se hace la misma caja que en feria porque el aforo está limitado, el número de usuarios por viaje, también y porque faltan las casetas, que atrae a mucho más público y facilita la rotación”.
“Montar una caseta tiene mucho trabajo”, apunta Ángeles Calle, portavoz de la Asociación de Mujeres que suma ya 17 años con La Mía en el recinto ferial de Villamartín. “Trabajamos durante todo el año las casi 60 socias y ponemos dinero para contratar servicios, alquilar la carpa, llegar a un acuerdo con el repostero... es una inversión importante”, explica. Entre los gastos enumera también la contratación de al menos dos orquestas, más seguros. “La rentabilidad es cero” habitualmente, con limitación de aforo, el coste sería simple y llanamente inasumible por la entidad.
Mamen Bernal, presidenta de La Yerbabuena, otra de las asociaciones veteranas con caseta en Villmartín, confiesa que tiene tantas ganas de feria que incluso estaría dispuesta a valorar pérdidas. Sin embargo, también se muestra pesimista por la situación sanitaria. “La gente es responsable por lo general”, afirma, pero el consumo de alcohol puede generar una falsa sensación de seguridad y el baile puede facilitar los contagios. Además, duda sobre cómo regular accesos y controlar aforos. Con un centenar de socios, no sería tarea fácil. “Tampoco tengo claro que salgan las cuentas con solo la mitad del espacio interior permitido”, añade quien tiene la experiencia de quince años al frente de la organización.
Ángel Utrera, responsable del cátering que lleva su nombre, sostiene que, al menos a él, le bastaría con el 75% de la concurrencia para no ir a pérdidas. “Si baja la incidencia, avanzamos en la campaña de vacunación, ¿por qué no vamos a celebrar ferias con medidas menos restrictivas?”, se pregunta. Como el alcalde de Villamartín, también señala a Málaga como hito para que se celebren las previstas en septiembre y octubre, estas últimas en Jaén. Hace quince días, volvió a trabajar en bodas. “Todo muy light”, dice, pero lo suficiente como para que prenda el optimismo. En 2019, hizo un centenar (el pasado, doce) y sumó otro centenar en casetas en festejos por toda Andalucía. Con ocho personas fijas en plantilla y hasta 20.000 kilos de productos adquiridos, tuvo que reconvertir el negocio para poder venderlos. Este no ha facturado casi nada.
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