¿Cómo lo hacen los madrugadores trabajadores del mercado de abastos de Jerez para aguantar desde bien temprano al pie del cañón? Fruteros, pescaderos, carniceros y profesionales de otros gremios llegan cada día a sus puestos mucho antes de que despunte el alba para que todo el género esté en perfecto estado de revista cuando abran las puertas de la plaza. Son jornadas interminables que requieren al menos de un par de buenos tentempiés para llegar con energía al final de la jornada.
De buena parte de esos desayunos se ocupan desde hace veintidós años Jesús Lobo y Toñi Rodríguez, vacunados ya contra los madrugones. El matrimonio se encarga de uno de los bares ubicados en el templete de los churros. Después de cinco años trabajando en Lanzarote y algún tiempo en Romerijo, Jesús decidió abrir negocio propio y así lleva más de dos décadas. Sólo descansan domingos y festivos, pero con lo que ganan les ha dado para sacar adelante a sus hijos.
Los primeros cafés los despachan en “El Lobo”, que así se llama el bar, a las cuatro y media de la mañana. Después vienen los tentempiés sólidos a base de tostadas con paté, mantequilla, zurrapa, atún, caballa, lomo adobado, tortilla francesa; bocadillos de salchichón, chorizo, chicharrones o carne mechada, y hamburguesas simples, de pollo y completas. También sirven zumo de naranja natural.
Carlos Herrero, chef de Cuchara de Palo, se ha mudado recientemente al barrio y le ha echado el ojo. Nos invita a que descubramos la experiencia, que no defrauda. Un mollete con una tortilla de gambas recién compradas en la plaza (hacen también a la plancha el pescado que les lleven de los puestos los clientes) y un mollete de pollo son motivos para este reportaje.
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